Lidl tiene a la venta una mini parrilla de contacto de la marca Silvercrest por un precio de 19,99 euros. Se trata de un electrodoméstico compacto diseñado para asar carne, pescado o verduras con un uso reducido de grasa. Entre sus características, destaca su revestimiento antiadherente de alta calidad ILAG®, que promete facilitar la cocción y la limpieza.
Con una potencia de 1000 W y una superficie de cocción de aproximadamente 23 x 14,5 cm, esta parrilla se calienta en unos dos minutos. También puede utilizarse como grill de mesa al desplegarla 180 grados, y está equipada con un sistema de recogida de grasa y jugos que incluye un recipiente independiente. Además, cuenta con una luz indicadora de encendido y cable de un metro de longitud.
Lidl promociona el producto como ideal tanto para asar alimentos como para preparar paninis o sándwiches calientes. La propuesta se suma a su catálogo de pequeños electrodomésticos de cocina de bajo coste, orientados al consumo práctico y funcional.
¿Merece la pena?
Sin embargo, no todos los compradores se muestran satisfechos con esta mini parrilla. Una de las opiniones compartidas en la web de la cadena considera que el aparato “es completamente inadecuado”. El cliente asegura haberlo adquirido con la expectativa de que funcionara tanto como grill como sandwichera, pero su experiencia ha sido decepcionante.
Según relata, el principal fallo radica en el sistema de drenaje de grasa. Aunque el aparato dispone de una muesca por la que supuestamente deben escurrir los líquidos hacia un recipiente, el mecanismo no resulta eficaz. Esto provoca que la grasa se acumule en la base del dispositivo o se derrame alrededor, generando desorden y molestias durante su uso.
El usuario también señala que, al utilizarla como sandwichera, el queso derretido tiende a salir por los bordes, haciendo el aparato poco práctico. “Una gran decepción y una pérdida de dinero”, concluye en su valoración.
A pesar del precio asequible y su diseño versátil, este modelo de mini parrilla ha suscitado dudas sobre su funcionalidad real. La valoración negativa sugiere que podría no cumplir con las expectativas básicas de rendimiento y limpieza que buscan los consumidores.