La memoria de Nuestra Señora de Loreto se vincula a la tradición según la cual la Casa de la Virgen María —la misma donde recibió el anuncio del ángel y donde Jesús creció— fue traslada milagrosamente desde Tierra Santa hasta Loreto, en Italia, en el siglo XIII. Este modesto hogar de piedra se convirtió pronto en un símbolo de la encarnación: el Dios eterno que eligió habitar en una familia humana, en la sencillez cotidiana de un hogar humilde.
El santuario de Loreto ha sido, desde hace siglos, uno de los grandes centros de peregrinación mariana. Allí, la Iglesia contempla el misterio del hogar cristiano: espacio de acogida, de escucha, de obediencia a Dios, de crecimiento humano y espiritual. La advocación de Loreto ensalza la vida familiar como lugar de encuentro con Dios y de construcción de paz.
Además, desde el siglo XX, Nuestra Señora de Loreto es reconocida como patrona de los aviadores y de quienes viajan en avión, en alusión a la tradición del traslado de la Santa Casa. Su intercesión se invoca para pedir protección, guía y serenidad en los caminos de la vida.
Otros santos y beatos celebrados el 10 de diciembre
Santa Eulalia de Mérida, mártir: Joven hispana del siglo IV que dio su vida por no renunciar a su fe. Su martirio la convirtió en una de las santas más veneradas de la Iglesia española.
Santa Julia de Mérida, mártir: Tradicionalmente conmemorada junto a Eulalia en algunas regiones, es signo de la fortaleza cristiana en tiempos de persecución.
San Gregorio III, papa: Pontífice del siglo VIII, protector del arte sacro y defensor de la veneración de las imágenes sagradas.
San Mauro de Cesena, obispo: Pastor del siglo X, recordado por su dedicación a la caridad y al fortalecimiento espiritual de su diócesis.
Beata Juana Francisca de Jesús, religiosa carmelita: Ejemplo de vida contemplativa y fidelidad a la oración.


