San Martín de Porres nació en Lima (Perú) en 1579, hijo de una madre de origen africano y de un padre español, hecho que lo situó en un contexto social complejo. Desde joven mostró una fuerte inclinación a la vida de servicio, particularmente hacia los enfermos, los pobres y los abandonados. Ingresó como hermano laico en la Orden de los Dominicos, desarrollando tareas sencillas como la barbería y la asistencia en la enfermería del convento, sin abandonar nunca una actitud generosa de entrega.
Su rostro destaca por ese don de fraternidad universal: cuidaba a los indígenas, a los africanos, a los criollos, a los leprosos, y promovía la armonía entre razas y clases sociales. Se le atribuyen milagros, pero sobre todo una vida de compasión radical, que le valió el apelativo “el santo de la escoba”, porque consideraba sagrado incluso el trabajo más humilde. Falleció en 1639.
La figura de Martín de Porres es un signo contemporáneo de santidad: tocó las fronteras del racismo, del desprecio social, del servicio silencioso, y desde ellas proyectó un evangelio de ternura cierto y efectivo. Su memoria en este día invita a la Iglesia a redescubrir la dignidad de todos, a poner en el centro a los que no cuentan, y a vivir el amor sin condiciones.
Santos y beatos del día
- Santa Silvia, madre de San Gregorio Magno, modelo de vida cristiana y de oración en la Roma del siglo VI.
- San Huberto de Lieja, obispo belga del siglo VIII, patrono de los cazadores, recordado por su conversión y su vida de penitencia.
- San Malaquías O’More, obispo irlandés del siglo XII, reformador de la Iglesia en Irlanda y promotor de la unidad eclesial.
- Santa Winifreda, virgen y mártir del reino de Gales, venerada por su pureza y su fidelidad al Evangelio.
- San Rumwold de Buckingham, niño santo inglés del siglo VII, símbolo de la inocencia bautismal y la gracia temprana.
- San Joannicus del Monte Olimpo, monje y eremita bizantino del siglo IX, reconocido por su vida de austeridad y profunda oración.