San Evaristo fue el quinto sucesor de San Pedro en la sede de Roma, y su pontificado se sitúa en los tiempos en que la Iglesia comenzaba a organizarse frente a desafíos internos y externos.
Su gobierno eclesial floreció en un contexto de tensión y crecimiento, marcado por la necesidad de testimonio fiel en una sociedad que aún no reconocía plenamente la nueva fe.
Se le atribuye haber promovido normas litúrgicas, de disciplina eclesial y haber fomentado la colaboración entre comunidades cristianas en la capital del imperio. Al mismo tiempo, su martirio reafirma que la cabeza de la Iglesia no está exenta del camino de la cruz: el servicio a los hermanos implica también el dar la vida si es necesario.
La memoria de San Evaristo invita hoy a los cristianos a valorar el liderazgo servicial, la fidelidad ante la adversidad y la generosidad con la que la Iglesia de los primeros siglos vivió su misión.
Otros santos y beatos recordados el 27 de octubre
San Frumentio, obispo: Evangelizador del Reino de Aksum; considerado el apóstol de Etiopía.
San Abraham el Pobre: Monje egipcio del desierto; modelo de humildad y oración.
San Otterán (Odhrán) de Iona: Monje irlandés y compañero de San Columba; uno de los primeros evangelizadores de Escocia.
Santa Emelina de Boulancourt: Virgen cisterciense francesa; vivió en soledad y oración constante.
San Abban de Murnevin: Abad irlandés fundador de monasterios; ejemplo de vida monástica y misión.
Santa Capitolina y Santa Erocia, mártires: Ejecutadas en Cesarea por no renunciar a su fe en Cristo.
San Namacio de Clermont: Obispo francés del siglo V; impulsó la construcción de iglesias y la defensa de su pueblo.
Beato Bartolomé de Vicenza: Obispo dominico del siglo XIII; promotor de la paz y de la educación cristiana.
Beato Buenaventura de Potenza: Franciscano italiano; destacó por su humildad, obediencia y caridad.
