El 26 de junio la Iglesia celebra la memoria de San José María Escrivá, sacerdote español y fundador del Opus Dei. Nacido en Barbastro en 1902, fue ordenado en 1925 y en 1928 comenzó su obra clave: promover la santidad a través del trabajo cotidiano y la vida laical. Es patrono de los que viven con diabetes y su lema, “la tierra es nuestro altar”, subraya su invitación a encontrar a Dios en las labores diarias.
Beatificado por Juan Pablo II en 1992 y canonizado en 2002, Escrivá es reconocido por su influencia: su libro El Camino ha sido traducido a 43 lenguas y ha inspirado a millones. Su fiesta es una ocasión para reflexionar sobre la llamada universal a la santidad y encontrar sentido espiritual en lo ordinario.
Otros santos y beatos
• San Antelmo de Belley (1107–1178). Monje y, después, obispo de Belley (Alta Saboya). Carthusiano y defensor de la reforma de la Iglesia, fue canonizado en 1368 . Su vida ejemplifica la perseverancia, la justicia y la misericordia: en su lecho de muerte, perdonó a quien antes había excomulgado
• Santos Juan y Pablo (s. IV). Mártires romanos sepultados en una casa convertida en iglesia en el Celio. Vivieron bajo el reinado de Juliano el Apóstata y su recuerdo fue adoptado desde el siglo V
• San David el Dendrítico (~450–540). Abad de Tesalónica que vivió tres años en un almendro buscando recogimiento. Fue venerado por su sabiduría y vida ascética y murió mientras viajaba a Constantinopla
• San Maxencio (~445–515). Monje y abad francés en Poitiers, nacido en Agde. Tras una vida humilde y discreta, fue autor de milagros y se retiró como ermitaño. En su memoria se construyó una abadía, hoy conocida como Saint-Maixent-l'École
• San Vigilio de Trento (m. 405). Obispo y mártir que se dedicó a predicar el cristianismo niceno en el Tirol y a favorecer la vida parroquial. Murió defendiendo su fe y perdonó a los responsables de martirizar a sus compañeros Sisinnius, Martyrius y Alexander
