La Navidad proclama el misterio de un Dios que no permanece distante, sino que asume la fragilidad humana naciendo en la pobreza de un pesebre. Jesús nace en Belén de Judea, en el seno de una familia sencilla, acogido por María y José, y reconocido por pastores humildes y sabios venidos de lejos. Este acontecimiento revela un mensaje revolucionario: la grandeza de Dios se manifiesta en la humildad y el amor.
Con el nacimiento de Cristo, la historia adquiere un nuevo sentido. La Navidad no es solo el recuerdo de un hecho pasado, sino la afirmación de que Dios sigue haciéndose presente en la vida de los hombres, especialmente entre los más pequeños, los pobres y los olvidados. La luz que brilla en Belén simboliza la esperanza que vence a la oscuridad y la vida que triunfa sobre el pecado y la muerte.
Litúrgicamente, la Iglesia celebra este día con varias misas —de la vigilia, de la noche, del alba y del día— subrayando la riqueza del misterio de la Encarnación. La Natividad del Señor invita a los fieles a renovar la fe, la fraternidad y el compromiso con la paz, la justicia y la solidaridad.
Otros santos y beatos celebrados el 25 de diciembre
(Su memoria no desplaza la solemnidad de la Natividad, pero forma parte del santoral del día.)
Santa Anastasia, mártir: Cristiana romana del siglo IV que sufrió persecución por su fe. Es recordada por su valentía y por asistir a los cristianos encarcelados, incluso a riesgo de su propia vida.
