San Antonio María Claret (1807-1870) nació en Sallent, en Cataluña (España), en el seno de una familia de tejedores. Desde joven mostró inquietud por la vida cristiana, combinada con un espíritu de labor y creatividad. Tras años de formación y tras su ordenación sacerdotal, abrazó la predicación misionera: durante más de una década recorrió Cataluña y otras regiones, llevando misiones populares, fundando asociaciones de laicos, promoviendo la formación cristiana y empleando los medios de prensa para evangelizar. Fundó la congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (los Claretianos) con el fin de impulsar la evangelización mediante la palabra, la educación y la caridad.
En 1849 fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, donde enfrentó retos pastorales y sociales, y promovió la renovación espiritual y moral del clero y del laicado. Su ministerio fue también un testimonio de cercanía a los pobres, de modernidad dentro de la fe, y de valentía frente a obstáculos tanto eclesiales como políticos. Durante su vida, Antonio María Claret publicó numerosos escritos, impulsó un apostolado activo y plasmó en su testimonio la unión entre contemplación, acción y reforma.
Finalmente murió en el exilio en Francia el 24 de octubre de 1870. Fue canonizado en 1950, y hoy es venerado como modelo de obispo, fundador y misionero que abrazó la cruz del Evangelio con alegría y audacia.
Otros santos y beatos celebrados el 24 de octubre
- San Luigi Guanella: Sacerdote italiano (1842-1915) que dedicó su vida al servicio de los pobres, fundando institutos religiosos orientados al cuidado de la infancia y de los necesitados.
- Beato Giuseppe Baldo: Presbítero italiano nacido en 1843, fundador de religiosas para la caridad y el cuidado de ancianos y enfermos. Vivió su ministerio con humildad y entrega hasta su muerte en 1915.
- San Martin de Vertou: Obispo francés del siglo VI, evangelizador en la región de Bretaña, que promovió la vida monástica y el anuncio del Evangelio en ambientes rurales.
- San Senoch: Ermitaño y abad del siglo VI en Francia, que transformó zonas de abandono mediante su vida de oración y servicio a los pobres.