Santa Margarita María Alacoque nació en Borgoña, en 1647. Desde muy joven experimentó una llamada interior intensa hacia Dios, la cual la llevó a ingresar al monasterio de la Visitación. Fue allí donde recibió una serie de apariciones de Jesucristo, quien le reveló su divino Corazón y la invitó a propagar su devoción para reparar las injurias con que era tratado por la humanidad.
Sus revelaciones incluyeron promesas asociadas al devoto del Sagrado Corazón: consuelo en los sufrimientos, abundancia espiritual, paz en las familias y misericordia en el último momento de la vida. Aunque enfrentó resistencia incluso dentro de su comunidad, perseveró con humildad, obediencia y valentía. Dedicó el resto de su vida a promover esa devoción eucarística como camino de reencuentro con el corazón amante de Cristo.
Murió en 1690, dejando una espiritualidad que ha marcado a generaciones de creyentes. Su memoria litúrgica inspira hoy a renovar la confianza en el amor misericordioso de Jesús, a cultivar una devoción viviente y a comprender que el corazón de Dios late por cada persona herida, necesitada o alejada.
Otros santos y beatos del 16 de octubre
- Santa Eduvigis (Hedwig): Duquesa y luego religiosa cisterciense. Viuda, entregó sus bienes a los pobres y fundó hospitales. Fue reconocida por su vida de oración, austeridad y compromiso con los más desfavorecidos.
- San Gerardo Mayela: hermano laico de la Congregación del Santísimo Redentor (redentorista). Siendo joven, vivió con gran humildad y servicio en las tareas más sencillas del convento. Su santidad fue reconocida por su devoción silenciosa y su paciencia ante las pruebas.
- San Anastasio de Pamiers: monje ermitaño venerado en la región de los Pirineos. Fue conocido por su espíritu contemplativo y por haberse retirado al desierto interior para unirse más profundamente al Señor.
- San Beltrán de Comminges: obispo de origen galo que ejerció su ministerio con celo, estableció iglesias y promovió la fe en zonas rurales.
- Santa Bonita de Brioude: mártir local venerada en Francia; su memoria fue transmitida en la liturgia local como testigo de fidelidad en tiempos antiguos.
- San Elifio de Toul: obispo o monje destacado de la Galia, recordado por su defensa de la ortodoxia y su vida austera.
- San Galo de Arbona: probablemente monje o ermitaño venerado en regiones germánicas o frontera galo-germana, ejemplo de vida retirada.
- San Gauderico de Mirepoix: otro santo local francés, asociado al obispado de Mirepoix, venerado por su servicio pastoral y su ejemplaridad.
- San Longinos el soldado: el centurión que traspasó el costado de Jesús en la cruz, convertido tras el testimonio del espectáculo pascual. Su nombre y memoria se unen a la devoción pascual como símbolo del que osa creer en medio de la incredulidad.
- San Lulo de Hersfeld: figura eclesiástica germánica poco documentada, venerada localmente como pastor y guía espiritual.
- San Mumolno de Noyon: santo asociado a la región de Noyon (Francia), cuya memoria perdura en listas litúrgicas antiguas.
- San Rodolfo de Gubbio: obispo italiano, conocido por su celo pastoral en la Umbría o en la región de Gubbio, venerado localmente por su santidad pastoral.
- San Vidal de Retz: eremita de la Bretaña francesa, cuya vida silenciosa y penitente llenó de méritos ante la Iglesia local.
- Beato Gererdo de Clairvaux: religioso vinculado a la gran familia de Cister, cuya memoria se conserva entre los beatos.
- Beato Pedro Casani: sacerdote italiano de la Orden de las Escuelas Pías (o clérigos regulares), colaborador de San José de Calasanz, venerado por su vida piadosa y entregada a la educación cristiana.
