San Dámaso nació en Roma hacia el año 305, en el seno de una familia cristiana que vivió los últimos episodios de las persecuciones imperiales. Fue elegido papa en el año 366, en un contexto de profundas tensiones internas y disputas doctrinales. Con paciencia y firmeza pastoral, logró restablecer la unidad eclesial y fortalecer el papel de la Iglesia romana como referencia espiritual para todo el mundo cristiano.
Durante su pontificado, defendió con claridad la doctrina frente al arrianismo y otras corrientes que ponían en riesgo la fe en la divinidad de Cristo. Impulsó la celebración de sínodos, reforzó la autoridad de la sede apostólica y promovió el culto a los mártires, embelleciendo y protegiendo las catacumbas donde reposaban sus restos.
Uno de sus aportes más significativos fue encomendar a San Jerónimo la revisión y traducción de la Biblia al latín, trabajo que daría origen a la Vulgata, la versión bíblica que acompañó a la Iglesia durante más de un milenio y que se convirtió en texto de referencia para la vida litúrgica, pastoral y teológica del cristianismo occidental.
San Dámaso murió en el año 384, dejando un legado que combina fidelidad doctrinal, amor a las Escrituras, veneración por los mártires y un profundo sentido de la tradición apostólica. Su figura sigue siendo modelo de servicio pastoral, prudencia y compromiso con la verdad.
Otros santos y beatos celebrados el 11 de diciembre
Santa María Maravillas de Jesús, carmelita: Religiosa española del siglo XX, fundadora de varios conventos y figura destacada de la reforma teresiana, ejemplo de oración, humildad y entrega total a Dios.
San Daniel el Estilita: Monje sirio del siglo V que vivió sobre una columna como forma radical de penitencia y oración, heredero espiritual de San Simeón el Estilita.
San Victorio, mártir: Cristiano de la Antigüedad que ofreció su vida durante las persecuciones, testimonio de fidelidad inquebrantable.
Beata María de las Maravillas de Jesús (en algunos calendarios particulares): Modelo de contemplación y obediencia, profundamente unida a Cristo en la oración silenciosa.


