San Dimitrio de Tesalónica, venerado como mártir del siglo IV, es tradición que fue oficial romano o cortesano que, tras convertirse al cristianismo, dio testimonio de su fe aun en medio de persecuciones. Su nombre resuena en la ciudad de Tesalónica (Grecia) como símbolo de entrega, valor y fidelidad al evangelio.
Se le atribuye no solo el acto heroico del martirio, sino también una vida construida sobre el servicio al prójimo, la valentía para confesar a Cristo ante la muerte y la esperanza en la resurrección. Durante siglos su culto ha animado a cristianos perseguidos, y su memoria evoca que la fe auténtica no teme al máximo sacrificio.
Otros santos y beatos celebrados el 26 de octubre
San Evaristo (Papa): estimado como uno de los primeros papas, del siglo II. Su pontificado contribuyó a estructurar la naciente Iglesia de Roma.
Beato José Gregorio Hernández: médico venezolano del siglo XIX-XX, conocido como “doctor de los pobres”. Su vida integra la fe y el servicio a los necesitados.
Beato Bernardo de Figuerols: caballero laico mercedario de España que luchó contra los moros en Almería, y se caracteriza por su entrega generosa a la libertad cristiana.
San Albinus de Büraburg: obispo alemán del siglo VIII, que desarrolló su labor pastoral en territorios de habla germánica, promoviendo la evangelización.
San Alfredo el Grande: rey anglosajón del siglo IX que defendió su pueblo de incursiones vikingas y fomentó la instrucción y la vida cristiana en su reino.
San Alorus de Quimper: obispo galorromano del siglo V en Bretaña, dedicado al impulso de la fe en una región entonces de transición.
Beato Damían de Fulcheri: religioso italiano beatificado por su vida de entrega y servicio pastoral.