La junta de gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto ha dado a conocer los nuevos nombramientos de cargos de confianza y capataces de cara a la estación de penitencia del Jueves Santo de 2026.
Según informa la corporación, los cargos de camareras, ha sido designada Soledad Gil Caballero como camarera del Dulce Nombre de Jesús. Asimismo Alicia Franco y Dña. Ana María Bohórquez asumirán la camarería de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, mientras que Teresa Ruiz y María José Caballero harán lo propio con María Santísima de la Confortación.
Por otro lado, José Carlos Gutiérrez Romero ha sido nombrado vestidor de las imágenes, y Cayetano Rodríguez Moreno ocupará el cargo de Diputado Mayor de Gobierno.
En cuanto a los capataces para la próxima estación de penitencia, la Hermandad ha designado a Manuel Jesús Becerra Arana como capataz del paso de Misterio, mientras que el paso de Palio estará dirigido por Alfonso Oñate Benítez y Juan Pérez Aguirre.
La Junta de Gobierno ha expresado su agradecimiento a todas las personas que han aceptado estas responsabilidades, destacando su generosa disposición al servicio de los Sagrados Titulares y de la Hermandad.
Del mismo modo, la corporación ha querido reconocer públicamente la labor desarrollada en los últimos años por los anteriores capataces del Jueves Santo. En este sentido, ha agradecido la dedicación de Antonio Jaén Gómez, al frente del paso de misterio, así como la de Idelfonso Rubio, responsable del paso de Palio, subrayando su entrega, constancia y compromiso humano y cristiano.
Celebración de la Misa Rorate en honor a la Virgen de Consolación
De otro lado, la iglesia de Santo Domingo acogerá sábado 20 de diciembre, a las 8 horas, la celebración de la Misa Rorate, una de las liturgias marianas más antiguas y simbólicas del tiempo de Adviento, que se ofrecerá en honor a la Santísima Virgen de Consolación, Copatrona de Jerez.
La Misa Rorate es una celebración propia de este tiempo litúrgico, dedicada de manera especial a la Virgen María, y se caracteriza por celebrarse antes del amanecer, con el templo en penumbra y únicamente iluminado por las velas dispuestas en el altar y las que portan los fieles. Este ambiente simboliza las tinieblas del mundo antes de la venida de Cristo, mientras que la luz de las velas representa la fe y la esperanza de quienes aguardan la llegada del Señor.
El desarrollo de la eucaristía, que concluye con la salida del sol, evoca a Cristo como la “luz que viene de lo alto” y anticipa la celebración de su nacimiento en la próxima Navidad.
