Me cuesta entender que para una calle que funciona, se le corten las alas a quienes tratan de divertirse.
Creo que esta expresión tan popular habría que atribuírsela originalmente a Peter Griffin, ya saben, el gordo palurdo y políticamente incorrecto que antes representaba a buena parte de la sociedad americana profunda, aunque como la realidad siempre supera a la ficción, ha sido relevado por otra caricatura con nombre también de dibujos animados: Donald Trump. Hoy mucha gente la asocia más bien al Asperger más famoso de la televisión, el físico Sheldon Cooper, que en su rígido intelecto no sé si sería aún más cuadriculado que los vecinos de Muñoz Arenillas en Cádiz, esos señores Cuesta —sigo con las series— que prefieren que su ciudad sea un desierto en Cádiz a que la juventud perturbe el derecho al descanso de ésta nuestra comunidad.
No es el mismo problema que en Jerez, donde los vecinos llevan años quejándose en la plaza Vargas del ruido de los bares y botellones del entorno, aunque de verdad pensaba que en San Pablo, que frecuento bastante en el centro de la ciudad, no había tanto problema. Declarar esta Zona como Acústicamente Saturada (ZAS), algo para lo que las administraciones ya han iniciado los trámites, sí que ha sido un zas en toda mi boca. Entiendo perfectamente todo aquello de compatibilizar el ocio de los jóvenes y el derecho al descanso de los vecinos, pero en el páramo de ocio en el que moramos —al título de mi sección, No es ciudad para jóvenes, me remito— me cuesta entender que para una calle que funciona, se le corten las alas a quienes tratan de divertirse, por cierto un poco más talluditos que en otros lugares de la ciudad y a veces hasta con carritos de niños en medio de la movida.
Todavía, como dicen en algún medio de comunicación de la ciudad, queda tela que cortar y habrá que ver cómo se traduce la declaración de ZAS (en toda la boca del poco ambiente nocturno que hay): ¿recortarán las nuevas licencias de bares y locales? ¿limitarán el número de veladores? ¿reducirán el horario de apertura de los establecimientos, muchos de los cuales, en San Pablo, han llevado a cabo importantes inversiones al apostar por este foco de concentración? En los próximos meses se irá viendo lo que ocurre. Mientras tanto, recemos porque algún día se alcance el ansiado equilibrio entre jaraneros y vecinos, en este ciclo sin fin.
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