Una serpiente de verano, para quien no esté familiarizado con la terminología utilizada entre los profesionales de los medios de comunicación, es una noticia que, en resumen, no lo sería en cualquier otra época del año. Cuando baja el ritmo de la actualidad y medio país está de vacaciones, suele pasar que se convierta en noticiable algo que nunca pensabas que pudiera serlo.
Este año la más sorprendente, y diría que vergonzante, es la que habla de las tropelías de un youtuber, suficientemente mencionado en medios de comunicación, que se dedica a provocar y a comer/beber gratis por donde quiera que va. O al menos, lo intenta.
La estrategia es clara: fija un objetivo, se dirige hacia una tienda o negocio con la intención de consumir sin pagar con la excusa de promocionarlo en sus redes sociales y luego sube un vídeo en el que queda claro el engaño, y en el que se burla del trabajador de turno. Hasta puede llegar a amenazar con denunciarlo por no dejarlo comer gratis, como ha hecho hace poco.
YouTube y Twitch, dos de las plataformas en las que publicaba sus andanzas, han censurado sus canales. Y eso es lo que más le duele. Porque no hay que olvidar que todo lo hace por dinero. Cuantas más visualizaciones, más euros entran en su cuenta. La provocación como forma de vida.
Poco le importa ser criticado en redes sociales o en medios de comunicación. Al contrario, que se hable de él aunque sea mal. Cuanta más gente lo conozca, a más personas llegarán sus vergonzantes vídeos poniendo en aprietos a trabajadores, llevándose comida o bebida sin pagar o insultando a andaluces, extremeños o asturianos, como hizo hace un tiempo.
El objetivo no es consumir gratis, que también, sino cobrar por ello si se viralizan sus vídeos, llevándose por delante la reputación de pequeños negocios si hace falta. Ahora va haciéndose la víctima, como dijo que haría si alguna vez le pasaba algo así.
Así de perverso y de enfermo es el juego. Lo mejor que se puede hacer es ignorar sus vídeos, por difícil que sea no indignarse (o escribir una columna). Todo está medido y calculado para lucrarse. La verdad es que las serpientes de verano de antes, como la del monstruo del lago Ness o el Yeti, eran mejores, para qué nos vamos a engañar.
