Yo, no me callo, ¿y tú?

Un trabajador autónomo organiza su trabajo, su horario, tiene más de un cliente, tiene sus propias vacaciones y pone precio a su trabajo. ¿Tú haces eso?

Sirera y Feijóo, en el centro de la imagen, en un acto del PP en Barcelona, en la campaña del pasado 28M.
Sirera y Feijóo, en el centro de la imagen, en un acto del PP en Barcelona, en la campaña del pasado 28M.

Callarse en política es un error grave. Ese espacio de silencio lo ocupa la mentira y la banalidad, que han calado en la ciudadanía. Me di cuenta no hace mucho, fue un día antes de las recientes elecciones municipales, alguien me espetó, “mañana cero patatero”. No le hice mucho caso, la verdad, me pareció tan irracional la afirmación que decidí no responder. Error. De seguida, esa misma persona volvió a la carga: “Irene Montero se ha divorciado del coletas”. Y, le pregunto, eso ¿dónde lo has escuchado?, por ahí, dice. Decidí no callarme y le demuestro que es un bulo. “Sí, sí, vale, llevas razón, pero que sepas que mañana cero patatero”, por supuesto se refería a Podemos. Esa persona, votante socialista como otras en la reunión que asentían, lo decía con alegría. No me callé y la (los) puse frente al espejo de su refutación poniendo en valor los avances del Gobierno de coalición, los que no se habrían producido si el PSOE hubiera gobernado en solitario y que, debilitar al socio de gobierno, no solo debilitaba la democracia, también al PSOE que saldría muy perjudicado, por esa evidente contradicción. Reaccionaron y asintieron, pero comprendí que se iba tarde. Al día siguiente, fueron las elecciones municipales y autonómicas y la izquierda, en general, fue vapuleada y se convocaron elecciones generales para el próximo día 23 de julio. 

Poco después, en una reunión preparando acciones jurídicas en defensa de familias muy desprotegidas. Al acabar, hablamos de política y alguien dijo: “a mí no me gusta Podemos”. La conversación se bloqueó en un sinsentido. No me callé, e interpelé a esa persona: te lo voy a poner fácil, dime una sola acción del gobierno en la que te haya perjudicado Podemos. Se quedó bloqueada. No supo contestar. 

A los pocos días, en una conversación de varios en la que participaba un transportista autónomo, muy alterado dice: “al Gobierno de coalición hay que derribarlo, que no hace nada por los autónomos”. Le pregunté que si sabía lo que era ser trabajador por cuenta propia. Me miró con cara de pez y me respondió, ¡pues yo! No, tu no, respondí. Un trabajador autónomo organiza su trabajo, su horario, tiene más de un cliente, tiene sus propias vacaciones y pone precio a su trabajo. ¿Tú haces eso? “Pues no, yo todos los días me levanto a las cinco de la mañana y hago la ruta que me da “mi jefe”. Y, le pregunto, ¿tú conoces la Ley Ryder? Cara de aturdimiento. Le explico que esa ley determina que empleados como él tienen la consideración de trabajadores por cuenta ajena y, ojiplático me pregunta ¿Y?, pues que tienes que demandar a tu jefe y poner la correspondiente denuncia en la Inspección de Trabajo, si no quiere regularizar tu relación laboral. Resoplido y justifica “¿es que es amigo mío?” Pues, amigos como ese para que tener enemigos. El Gobierno de coalición te ha dado la herramienta, utilízala. Finalmente reconoció que dependía de él y que legalmente había salido favorecido. La decisión era suya. Yo, no me callé.

Como ciudadano comprometido con la democracia y los derechos humanos, no puedo callar. Hay que dar respuesta al discurso de la mentira elaborado por el tardofranquismo, que ha penetrado con fuerza con la ayuda de los grandes grupos mediáticos, incluida la televisión pública que ha sido regalada a la manipulación informativa.  El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha reconocido que no ha sabido evaluar las consecuencias de dichas concesiones a la derecha extrema mediática (casi toda). 

PP y VOX son tardo franquistas, hasta hace poco convivían juntos y ahora gobiernan yuxtapuestos en Comunidades y Ayuntamientos configurando unas líneas inmediatas de actuación en asuntos que afectan a los derechos (fundamentales) humanos, civiles, políticos y medio ambientales, claro está, si es que llegan al Gobierno de España. 

Así, siguiendo a Martín Pallín, quieren obligar a las embarazadas a escuchar el latido fetal antes de abortar; derogar la ley del aborto; sobre los crímenes machistas, niegan la existencia de la violencia de género, a la que consideran un constructo ideológico; quieren disolver las fundaciones integradas conjuntamente por la patronal y los sindicatos, cuando son un modelo para el mantenimiento de la paz social, sostienen que se trata de chiringuitos subvencionados y prefieren emplear el dinero público en promocionar escuelas de tauromaquia.

En materia de medioambiente, propugnan reducir los carriles bici y paralizar su construcción; suprimir los espacios urbanos libres de contaminación y construir aparcamientos en el centro de las ciudades; desarrollo incontrolado de la ganadería y agricultura intensivas, a pesar del impacto en la salud de las personas; Por otro lado, quieren derogar la Ley de Memoria Democrática. Esto supone asumir las tesis del bando vencedor tras la Guerra Civil, negando la existencia del holocausto español (Paul Preston), por lo que, en esta disyuntiva, no callarse, sería proponer, como medida de fortalecimiento de la democracia, la derogación de la ley de amnistía. 

La izquierda española no puede callarse, está obligada a dar una respuesta clara, alternativa a la incompetencia peligrosa de la extrema derecha española (derecha no hay), que debe ser cultural, ideológica y republicana.  De la historia hay que aprender. No se puede olvidar, a riesgo de volver a repetirla. 

No callarse tiene como resultado situar a hombres, mujeres y jóvenes en el dilema de si prefieren que se debilite la democracia derogando el avance en derechos conseguido y que tanto ha beneficiado a la gran mayoría de la población española o, seguir caminando en la mejora de la calidad de vida, laboral y económica de las personas. Por tanto, yo no me callo, ¿y tú? 

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