Waterloo siempre nos trae recuerdos más o menos buenos a la mente. A algunos, les recuerda aquella festiva (y festivalera) canción de los suecos ABBA, que les supuso alzarse con el primer puesto de Eurovisión en 1974, poniendo los cimientos de una próspera carrera internacional, que luego ha derivado en películas, documentales, libros, y hasta musicales.
Para otros, y es el motivo de esta tribuna, nos evoca el nombre de una localidad belga en cuyas proximidades se dirimió una de las batallas más importantes de la historia y que enfrentó a las tropas de la Francia de Napoleón Bonaparte con la Séptima Alianza, un batiburrillo de tropas que aunaba fuerzas británicas, prusas, españolas, rusas, alemanas… digamos que una OTAN de aquel entonces, aunque con unos intereses un poco más dispersos, si se me permite.
Tal día como hoy, se cumplen nada menos que 200 años de aquella batalla que supuso el fin del imperio napoleónico y la restauración de las fronteras europeas previas a las invasiones francesas. La penúltima gran amenaza a las naciones, ya que un siglo y pico más tarde, fue Hitler quien se propuso algo parecido.
Es curioso que celebremos esta efeméride en estas fechas. Hace dos siglos caía un Imperio, y ahora cae otro parecido de índole nacional… caen alcaldes, caen presidentes autonómicos, caen presidencias de diputaciones… incluso cae una Duquesa Grande de España. Y en el horizonte cercano, se especula que caerá algún ministro.
Como si de un Waterloo “a la española” se tratase, los cimientos de un imperio forjado a base de imposiciones, rodillo parlamentario, mordazas periodísticas y propaganda alarmista, está siendo consciente de cómo su poder merma, se diluye, se apaga…
Nuevos tiempos. Nuevas formas de hacer política.
¿Entenderán el mensaje y se unirán a este nuevo Orden? ¿O persistirán en negar la evidencia de que ya no valen las mismas herramientas que hace treinta años?
Sólo los inteligentes sobrevivirán a este tsunami. A los tontos ya sabemos que les tendrán reservado algún despacho de todas formas.
Nosotros seremos testigos de quién es quién en este baile de máscaras.
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