A vueltas con Alejandro Rojas Marcos y el Andalucismo de derechas

Muy sintéticamente expresado, por izquierda política se entiende una línea de acción política cuya base ejecutoria se plantea en la acción comunitaria para la resolución de los problemas sociales

Rojas Marcos en su acto con Pacheco.
Rojas Marcos en su acto con Pacheco. MANU GARCÍA

En estos días recibí la grata invitación de Lola Aquino – coordinadora local de Andalucía por Sí (AxSí) en Alcalá de Guadaira (Sevilla)- a compartir el encuentro y presentación del libro escrito por José Luis Villar Iglesias: POR UN PODER ANDALUZ, Historia del Partido Andalucista (I). Un acto sencillo en el Centro Andaluz de Alcalá, alejado de focos mediáticos, donde además de presentar el libro compartimos un agradable espacio para la reflexión, el encuentro personal y, como no, unas cervezas acompañadas de charlas, risas, re/encuentros y camaradería andaluza.

Del libro hay que destacar que al impresionante trabajo de documentación del autor le acompaña una alta cuotas de identidad militante, aspecto que confiere a la obra mayores dosis de rigor historiográfico además del interés que siempre suscita la historia vista desde la perspectiva subjetiva del actor participante. No he leído aún el libro, algunas compañeras me comentan que no lo leen, se lo estudian. Yo esperaré como comenté  al autor a la presentación en Sevilla para adquirir un ejemplar y comenzar a introducirme en una historia, la del Partido Andalucista (PA) que aún con tintes épicos, dramáticos y malditos en cierta forma, no deja nunca de fascinar a todo aquel que tiene algún interés sociopolítico por la genealogía de la moderna Andalucía y los movimientos sociales artífices de la Autonomía y sentir andalucista actual.

El motivo de esta entrada no guarda relación con el libro que aconsejo al lector acuda a su presentación en los diferentes eventos que la editorial Almuzara organiza. El motivo de esta reseña es comentar desde una perspectiva alejada de cualquier tipo de relación contractual con la militancia en el PA, o simpatía más o menos explícita hacia la figura de Alejandro Rojas Marcos -ARM en adelante-, las reflexiones y/o declaraciones en torno a la necesidad de un Partido político Andalucista “de derechas” que el fundador y a la postre finiquitador del PA allí vertió. 

Pero ante todo claridad conceptual. Definamos previamente los conceptos antes de  continuar ¿Qué entendemos por Andalucismo Político? y más complejo si cabe a la hora de las definiciones, ¿qué entendemos por derecha política?

Bajo mi estricto criterio y adoptando algunas de las claves conceptuales del catedrático emérito de Antropología Isidoro Moreno, el Andalucismo en política presenta una definición simple: ideología que en base al acervo andaluz  histórico, cultural, social y económico sitúa su eje de acción política en  la búsqueda de la emancipación endógena de las potencialidades de Andalucía -Andalucía por Sí-  sempiternamente coartadas por un sistema socioeconómico estructural de dependencia económica extractivista, subordinación política y alineación cultural. Creo existe un amplio consenso en esta definición, no estoy tan seguro que exista la misma uniformidad de pensamiento a la hora de llevar a buen puerto la iniciativa política Andalucista. 

El ideal Andalucista busca la emancipación andaluza, sin duda. Bajo este paraguas conviven diferentes familias más o menos bien avenidas que agrupan proyectos soberanistas, internacionalistas, regionalistas, e incluso planteamientos apátridas del anarquismo libertario. ARM, con buen criterio, apuntó en este sentido que el andalucismo de izquierdas está actualmente representado en el Parlamento Andaluz por la coalición de partidos – Adelante Andalucía- que lidera Teresa Rodríguez. Para ARM que se plantea la necesidad y/o conveniencia de que exista un Partido Andalucista “de derechas”, complementario dialécticamente de los proyectos más  izquierdistas, de forma que se dé cabida en el espectro político a la gran mayoría del Pueblo Andaluz en sus diferentes cosmovisiones y representaciones de los asuntos que atañen a la resolución de los problemas comunes. Sin embargo , ¿realmente es esto posible? Pasamos a la segunda definición izquierda y derecha en política.

Muy sintéticamente expresado, por izquierda política se entiende una línea de acción política cuya base ejecutoria se plantea en la acción comunitaria para la resolución de los problemas sociales. Expresado en otros términos, la izquierda plantea la acción política en sentido de comunidad, presentando la desigualdad como la causa y  el efecto que lastran el avance y progreso social. A partir de este planteamiento la izquierda propone la acción del Estado como motor económico reglamentando la política económica e incluso llegado el caso interviniendo  los mercados para regular las disfuncionalidades sistémicas de la economía capitalista. 

En contraposición a este paradigma comunitarista la derecha presenta un programa político individualista, que considera la desigualdad producto de decisiones personales erróneamente planteadas en las trayectorias vitales, sitúa al Estado como mero agente regulador para proporcionar seguridad jurídica y sugiere una acción económica no intervencionista basada en el libre mercado. Y en este marco de definiciones más o menos sintéticas ¿qué encaje tiene el Andalucismo de derechas? Bajo mi perspectiva, ninguno. Parece difícil pensar que la mano invisible del mercado y la iniciativa individual permita empoderar un proyecto de emancipación andaluza en el actual contexto colonial en el que las dinámicas económicas del Sistema-Mundo asignan inexorablemente a Andalucía el rol dependiente  de periferia de la periferia.

Si anteriormente hemos comentado el marco conceptual de la izquierda y la derecha desde un plano teórico, politológico y de acción de gobierno, la siguiente de las preguntas tiene que ver por una parte con el sentido sociológico que el Pueblo Andaluz confiere en sus representaciones sociales a este eje político, y, por otra parte, considerar si estas claves teóricas -solapadas en los programas electorales, pero latentes en los intereses y acción de poder- tienen su analogía en el plano individual electoralista.

 Andalucía a la hora de depositar un voto en las urnas, guste o no, plantea su decisión en clave identitaria en el eje izquierda/derecha. La decisión electoral, más que fundada en repuestas de acción económica, se realiza en torno a una dicotomía en el espectro conservador-progresista marcadamente imbuida por las diferentes tensiones socioculturales herederas del franquismo sociológico aun presente en la sociedad. Desde esta perspectiva se mimetiza e identifica el espectro de la derecha con proyectos sociales y políticos culturalmente conservadores en los que el españolismo y la ruptura nacionalista de la convivencia pacífica adquiere una componente nuclear marcadamente adscriptiva de identidad. Desde la perspectiva electoral también el Andalucismo de derechas parece tener difícil encaje. 

¿Conviene por tanto, como sugiere ARM un Partido Andalucista de derechas? O más concretamente expresado ¿es posible un Partido Andalucista “de derechas”? , bajo mi perspectiva es bastante difícil, cuando no imposible, que una apuesta andalucista etiquetada como “de derechas” cuaje y obtenga la representación parlamentaria necesaria para progresivamente alcanzar el Poder Andaluz que el ideal Andalucista plantea como eje de acción para el progreso social. 

Pero, quizás puede que existan otras Vías. Otros escenarios, otros planteamientos y otras soluciones para que Andalucía consiga estar representada por una organización Política Andalucista como merece la Nacionalidad Histórica posiblemente más antigua del Occidente Europeo.

El objetivo de conseguir representación Andalucista en los diferentes órganos democráticos de decisión y representación política desde una perspectiva transversal, capaz de aglutinar las diferentes sensibilidades e identidades plurales, complejas y yuxtapuestas de la sociedad andaluza actual pasa por un proceso de escucha y diagnóstico social preciso. Pero antes de todo eso es necesario la reflexión, la escucha, el diagnóstico y la estrategia organizativa. Es necesario definir la Política Andalucista, el papel del Andalucismo Político en la defensa del tejido productivo local, los servicios públicos del Estado de bienestar, el nuevo modelo energético y la transición de Andalucía en la nueva era de la Inteligencia Artificial, la sociedad red del big data y la robotización de la manufactura.  

Atrás quedó para la nostalgia el 4 de Diciembre y el 28 de febrero. Atrás quedó la dialéctica entre el PSA y PSOE y la eliminación de la “S”. Atrás quedó la guerra sin cuartel y enemistad manifiesta entre Felipe González, Rafael Escudero y ARM. Atrás quedó la vampirización del andalucismo por parte del PSOE. Atrás quedó el Partido Andalucista y los reinos de taifas de los cuatro jerarcas comarcales en su intento de imponer una organización blandi blub moldeable al “ni de izquierdas ni de derechas porque mi pueblo es mu complicao”.  Atrás quedó el andalucismo de “la justicia es un cachondeo” y el andalucismo del señorito sevillano con zapatos de piel de caimán, y sobre todo,  atrás quedó la recurrente auto-victimización del PA y el culpabilizar de sus fracasos organizativos al omnipresente poder mediático y de construcción del relato de cuarenta años de poder socialista en la Junta de Andalucía. Todo eso quedó atrás, lo que quedó incompresiblemente huérfano con la desaparición del PA es un espacio electoral  que se presenta en disputa, un espacio al que todo tipo de organizaciones se disponen prestas a ocupar utilizando las tácticas de verde y blanqueo mediático  de lo más variopintas, extravagantes e histriónicas. 

Ante nosotros y nosotras, andalucistas pragmáticos, se presenta una Vía Andaluza de renovación y ruptura de dicotomías en el cansino eje de la izquierda y la derecha político-mediática. Ante nosotras y nosotros se presenta la necesidad de un proyecto político de y para la Andalucía real actual. Un Proyecto de conquista de la representación política, de conquista de PODER ANDALUZ, un proyecto de emancipación del potencial de Andalucía en “la empresa de afirmar las conciencias de todos para la gran obra que más aguarda” y en la que cada mujer y hombre, andaluces y andaluzas de conciencia “pongan cada cual su grano de arena” para la obra de movilizar políticamente al Pueblo Andaluz obteniendo de cada cual según su capacidad y a cada cual según su necesidad. 

Continuará…

 

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