Estuve en el Museo Provincial, donde vi El Rosario de la Aurora, de José García Ramos, y al salir del museo el Rosario de la Aurora era el cartel anunciador del rosario en honor a la Virgen de los Dolores. El pensamiento mágico no debe abandonarse si se está en Cadi, sobre todo en verano. Su población se duplica con la llegada de los turistas y otros visitadores, pero las iglesias siguen vacías, al menos en los días ordinarios. Además del rosario de la aurora, está el rosario público de la Divina Pastora y la coronación de la Virgen de las Penas, mientras las playas siguen abarrotadas, no cabe ni una sombrilla más y la gente se refugia del sol hasta en las sombras del antiguo edificio del balneario de La Caleta.
Una muchachada alegre va y viene por las callejas de La Viña, entre panamás y otros mimbres de sombreros, escalera de aluminio en mano, colgando guirnaldas como si le pusieran un techo al barrio. Un sombrajo de pompones blancos que con pensamiento mágico serían los ángeles blancos que hubieran acompañado a la Virgen en su tránsito, más conocido como la asunción, “no confundir con ascensión”, que esta es la del señor. Una guirnalda que en la calle Pastora dejó de ser tejado angelical fue anudada a la reja de una ventana, con lo que se convirtió en la Escalera de Jacob, escalera que unía el cielo y la tierra desde la tradición judía. Pensamiento mágico de Cadi.
Cádiz ha celebrado una serie de actuaciones carnavalescas en una Velada de Santiago Apóstol organizada por varias cofradías, en vísperas del 25 de julio. Cualquier forastero se preguntaría qué actividad religiosa puede hacerse en honor a un santo con actuaciones carnavalescas, pero la pregunta hay que invertirla: ¿qué actuaciones carnavalescas pueden celebrarse en festividades en honor a santos organizadas por cofradías? Pensamiento mágico de Cadi, es la respuesta.
La catedral ya tiene su rampa de rojo púrpura que se adueña de su plaza y asombra a quien pase por allí. Una rampa por la que subirán vírgenes, y luego volverán a bajar. Una rampa cerrada para que no se suban los chiquillos a jugar. Es, otra vez, una escalera sin peldaños que una su cielo con la tierra, pero por la que desde la tierra no se puede subir tan fácil. Pensamiento mágico de Cadi.
Pero lo que está abarrotao en Cadi son las playas, los freidores, la cola del asador del Corralón, los restaurantes, los cafés y las almas, de penas, las de mucha gente que no va por el Corralón porque para qué, ¿a pasar calor?. El pensamiento mágico que te acompañe en Cadi podrá hacer pensar cosas que no son, que para eso es mágico. Mágico, como la magia que Pío Baroja le puso a Cadi, como que la Catedral Vieja tenga una capilla de los vizcaínos, como que el Museo de las Cortes guarde la única maqueta, la de Cadi, de todas las pensadas para todas las plazas fuertes de España, y que unos jóvenes de barba mal cuidada y mucho saber muestran en nombre de aquel ingeniero…, que no lo era pero lo fue. Cadi, pensamiento mágico.
Cadi es una isla a la que, esto seguro, los romanos le pusieron una vía para poder llegar sin subirse a un barco; la hicieron península y, de paso, le pusieron a Cadi la mejor playa de Cadi. Cadi son vientos, aunque parezca que el viento’ el sur esté solo para que el Selu escribiera Los Enteraos. Sí, porque la desesperación de Cadi es que sople el levante o el poniente, y en ese binomio, en esa dicotomía, en esa exageración fantástica se le acaba a Cadi un poco la magia que es su propio milagro: el de que Cadi siga, viva, quiera y ame.
Cadi, en verano, se vuelve a llenar de incienso, en realidad cosa de primavera. El pensamiento mágico, antes que cubano o chileno, también es cosa española: si el siglo XIX duró 175 años, ¿por qué la primavera en Cadi, la de inciensos y procesiones, no va a durar el año entero?
Comentarios