¿Quién está más cuerdo o más loco? ¿El que dedica su esfuerzo y su vida a trabajar en algo que no le gusta, que le provoca estrés o que le provoca sufrimiento?

Según el eurobarómetro europeo y sobre los indicadores laborales, solo el 20% de los trabajadores en España está satisfecho con su trabajo. O dicho de otro modo, el 80% de los trabajadores españoles se levantan cada día para ir a invertir gran parte de las horas de su vida en un trabajo que no les satisface. Actualmente hay en España unos 18,5 millones de personas ocupadas. (Desgraciadamente nuestra tasa de paro sigue siendo de las más altas de Europa y el desempleo uno de los grandes problemas sociales y económicos en nuestro país, aunque esto dará para otro futuro articulo).

En resumen, y si analizamos estas cifras, podemos decir que cada día, casi 15 millones de personas invierten su vida en un trabajo que no les gusta. Y dado que gran parte de las horas se suelen dedicar a trabajar, podemos decir que cada día casi 15 millones personas, viven una vida que no les satisface. Pero también cada día, algunos de estos trabajadores toman una decisión: Dejar su trabajo. Así, sin más. Sin tener otro empleo para remplazarlo. Sin tener una perspectiva de un nuevo trabajo a la vista. Para algunos esto es una actitud de valentía. Para otros, y teniendo en cuenta la falta de empleo de calidad en España, es una actitud de locura.

¿Son unos valientes o son unos locos? A Akira Kurosawa, el director de cine, se le atribuye una frase que encajaría con el tema de este artículo: “En un mundo loco, solo los locos están cuerdos”. Y yo me pregunto: ¿Quién está más cuerdo o más loco? ¿El que dedica su esfuerzo y su vida a trabajar en algo que no le gusta, que le provoca estrés o que le provoca sufrimiento? ¿Y así año tras año? O el que deja un empleo más o menos estable, (hoy en día no sé si es muy adecuado utilizar estas dos palabras en la misma frase) por la nada, por la incertidumbre. ¿Quién está más loco? ¿El que tiene que vivir cada día sintiendo y sabiendo que es incoherente con uno mismo? ¿O el que decide “saltar al vacío” para intentar buscar una pasión laboral en su vida?

No es fácil tomar una decisión así. Pero como yo fui en su momento, una loca, o una valiente, puedo decir que es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Dejé un trabajo estable, bien pagado, con reconocimiento social y laboral, que me permitía tener un nivel de vida elevado. Y lo dejé a cambio de la nada. Bueno, mejor dicho, a cambio de un sueño. El sueño de poder dedicar mis días y mi esfuerzo a un trabajo que me apasionará, tanto por el objetivo del trabajo como por el entorno de la empresa. Tardé muchos años en tomar esa decisión, luego vi que fue la decisión más acertada. Que no pasa nada. Que si estás en coherencia contigo mismo, la vida fluye más y mejor. Y que se puede vivir más feliz con menos ingresos, si lo que haces te apasiona y te llena. Que cuando se cierra una puerta, se abren otras. Por eso a lo largo de los últimos años, voy aplicando este aprendizaje en todas las facetas de mi vida. Por eso supongo que ahora estoy en Jerez. Viviendo una vida que me gusta, que me estimula, que me llena.

Este es mi caso, y mi experiencia, pero podría mencionar otros muchos. O podría mencionar a mi amiga Mónica, que hace muchos años dejó su profesión de ejecutiva publicitaria en una de las mejores agencias del mundo… para estudiar teatro. Hoy es una de las mejores profesoras de teatro de Barcelona. También he conocido a “A”, hasta hace poco, una alta ejecutiva en un banco, uno de los más importantes de España, que a sus 40 y pocos años, ahora se está formando en alta gastronomía. Y estoy convencida de que va a montar un gran proyecto empresarial en este ámbito. Hace pocos días también conocí a “M”. M era formador en temas de liderazgo y competencias empresariales. Tenía un buen salario, coches de lujo, y estabilidad económica, que no emocional. Ahora vive en la ciudad donde quiere vivir, también Jerez, y en el ambiente donde quiere vivir. Por ahora no trabaja, pero está lleno de vida y se percibe enseguida que es coherente con quien es él.

Son solo algunos ejemplos. Yo fui una loca. Lo sigo siendo. Y estoy convencida que ser un loco en este mundo es lo más cuerdo que puedes hacer. Por eso quiero animar desde aquí a todas esas personas locas o valientes, que están a punto de dejar su trabajo o ya lo han hecho. A todas esas personas que se van a enfrentar al “salto al vacío”. Estad tranquilos, no hay “vacío”. Hay vida. Y suele ser mejor. Si no te gusta lo que haces, o donde estás, cámbialo. Sé un loco. Vive la vida como te gustaría antes de que sea demasiado tarde. Una valiente loca.

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