Una vela a Dios...

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¿Qué actuaciones, qué partida presupuestaria se está otorgando desde la administración que sea para incentivar la rehabilitación y el acceso a una vivienda en el centro histórico de Jerez?

…. Y ¿la otra? Pues la verdad es que no sé ciertamente si decir que al demonio o a otra entidad metafísica o paranormal. Quizá haya que ponérsela a la familia Flores. Podemos estar tranquilos, en boca del delegado de Cultura de nuestro Ayuntamiento, lo más importante que se ha conseguido en 2017 ha sido obtener la confianza de la familia de Lola. Habéis leído bien u oído, si sois de los que leéis en voz alta y os escucháis a vosotros mismos. Vivimos en un lugar con dos fiestas declaradas de interés turístico internacional y otra que lleva años aspirando a serlo también; otra de las fiestas es Bien de Interés Cultural; tenemos un teatro con una extensa programación y producción propia, pero gestionar y promocionar todo eso, que es sólo una pequeña muestra, no es tan importante como conseguir la confianza de la familia Flores. Sin embargo yo creo que hay que ver las cosas con cierta perspectiva y por encima de todo decir la verdad.

Dudo que la familia Flores se mueva por otorgamientos de confianza. Veréis, en San Fernando, como muchos de vosotros sabréis, se va a construir el Museo dedicado a Camarón de la Isla, un equipamiento para el que ya la Junta de Andalucía ha concedido una partida presupuestaria. Hasta ahí bien. Pero lo que quizá no se sepa (o no interesa que se sepa) es que la administración se compromete a pagar a la familia de José la cantidad de 2.500 euros mensuales a cambio de la cesión de los objetos que darán contenido al museo. Si eso ha pasado en el caso de Camarón, ciudad donde el propio artista y su familia han tenido siempre un gran arraigo y donde siguen viviendo, ¿qué se puede esperar de la familia de Lola, que con Jerez no es que tengan mucha relación que digamos? No entro en la polémica y debate que muchas veces se presencia en las redes sociales sobre si Lola llevaba a Jerez por bandera o renegaba de su propia ciudad, porque verdaderamente no conozco el caso y no quiero meter la pata en un asunto que despierta tantas susceptibilidades. Aparte habría que dejar los 300.000 euros que debemos sumar a los ya 800.000 que se gastaron en la rehabilitación de la Nave del Aceite. A pesar de todo, que no digo yo que no vaya a ser positivo ni mucho menos, no veo un museo dedicado a Lola Flores sin estar a la sombra de un Museo Flamenco de Andalucía sobre cuya construcción hay bastante incertidumbre. Paralelamente hay que desalojar a la peña Buena Gente de allí, una entidad que funciona, ha revitalizado la zona y que mantiene una relación perfecta con el resto de colectivos del barrio. 

También declaraba Camas que la plaza Belén será el epicentro del resurgir del centro histórico. Mira por donde, estamos de acuerdo con eso. Todos pensamos que era el lugar donde había que actuar en primer lugar y que podía tirar del carro del cambio de tendencia en el centro histórico. Pero pasan dos cosas: por una parte, que la plaza Belén siempre ha sido el epicentro, pero de la ruina y el abandono más absoluto, ejemplo de mala gestión por parte de la administración local durante años y de cómo se han prometido cosas que después nunca se han cumplido, o sea, de cómo se puede mentir por la cara al ciudadano y después no hacer absolutamente nada, y eso implica la responsabilidad de varios dirigentes de partidos distintos. Por otra parte, Camas es prisionero de sus propias palabras: al principio de la legislatura, muchos ya ni lo recordaréis, se presentó en el palacio Riquelme un Plan Director del Centro Histórico que dos años después el propio delegado reconoció que nunca existió.

"Camas presentó en el palacio Riquelme un Plan Director del Centro Histórico que dos años después reconoció que nunca existió"

En esa presentación y en los meses posteriores se oyó y leyó en muchas ocasiones a Camas decir que Riquelme sería el faro desde el que se daría luz al resurgir del centro histórico. Vamos, lo mismo que ha dicho ahora de la plaza Belén, pero cambiando el símil. ¿Qué ha pasado con Riquelme? Pues lo que ha pasado que ni faro ni guía ni nada. Con Riquelme ha sucedido como con el faraón Seti cuando despedía a Moisés encadenado después de descubrir que era hebreo: “que el nombre de Riquelme se borre de los titulares y de los presupuestos para siempre”, parece que se ha sentenciado desde el ayuntamiento en estos últimos tiempos. Si la vela se le puso a Riquelme en un primer momento, pero se la han quitado en la actualidad para colocársela a la plaza Belén, ¿quién asegura que no volverá a ocurrir?

Sin salir de la misma plaza y sin abandonar las palabras de Camas, él mismo declaró cuando dijo lo del epicentro que en la plaza Belén se iban a desarrollar proyectos hoteleros. O sea, que nos gastamos más de un millón de euros en urbanizar la plaza, otro millón y pico en restaurar y acondicionar la Nave del Aceite y unos tres millones más para la construcción del Museo Flamenco, si algún día llega a materializarse, para que se implanten hoteles y aumente el turismo, lo cual está muy bien, no lo niego. ¿Qué pasa, pues, con la repoblación del centro histórico? No creo que exista alguien que no piense que es imposible la viabilidad y conservación del centro histórico sin que se favorezca que la gente pueda acceder a una vivienda en él, sin que esté habitado. Si es así, que está claro que lo es, si es que pretendemos evitar el fenómeno de la gentrificación que a largo plazo será más devastador que la ruina que ahora padecemos en la zona histórica, ¿qué actuaciones, qué partida presupuestaria se está otorgando desde la administración que sea para incentivar la rehabilitación y el acceso a una vivienda en el centro histórico de Jerez?

Paralelamente a esos proyectos que todos deseamos que vean la luz, no debemos olvidar lo más importante, que es el patrimonio social que va ligado al arquitectónico y artístico. Las personas, como poco, deberían gozar de la misma protección que las piedras, porque hay una relación indisoluble y recíproca entre habitabilidad y conservación. ¿Significa eso que para conseguirlo no tiene que haber hoteles ni bares? Me duelen los dedos de escribir que no, rotundamente no. Bares y hoteles todos los que se quieran, pero sin olvidar a la población fija y sin someter sus condiciones de vida a los intereses del sector privado.

Soy optimista en cuanto a la percepción de que la maquinaria de la rehabilitación del centro histórico ha echado a andar con las obras de la plaza Belén (por cierto, algunos dirigentes políticos, que han gobernado esta ciudad hasta hace bien poco, deberían hacerse mirar su manera patológica de mentir y de hacer promesas vacías al respecto) y que es importante que nunca vuelva a detenerse, pero no veo claro el rumbo ni la intencionalidad que se pretende que lleve el barco. En el caso de la revitalización de los centros históricos de otras ciudades se ha comprobado que la línea que separa a dios del demonio es muy fina, casi imperceptible y sujeta a decisiones puntuales que después son muy difíciles de cambiar. ¿A quién le ponemos la vela? Recemos…