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¿Las abuelas podrán dar sepultura cristiana a su padres? Quién sabe. Lo curioso es que aquellos curas cristianos apostólicos y romanos apoyaron el exterminio de los demócratas. En fin, la Transición que tuvimos que tragarnos aquí en España fue de "coco y huevo".

Las oportunidades perdidas para restablecer el honor y la memoria de los que pelearon en contra del golpe de estado fascista fue perdida y el chantaje basado en el miedo pudo con una generación. Anulando en un pacto de silencio desde las alturas y condicionada por los poderes reales y fácticos, a la izquierda y la las bases ciudadanas, que por otra parte no se movilizó en masa por responsabilidad, basada en el miedo, a un nuevo conflicto entre hermanos. No les culpo.

Se habla de consenso pero no fue más que, de nuevo, ceder a un posfranquismo donde las mismas élites han seguido gobernando con la misma simbología. En un consenso siempre hay una parte que cede y otra que pierde, no se hagan ilusiones.

Delegamos muchísimo en las bases de los partidos en vez de en las ciudadanas y dejamos el tiempo correr, desmemoriado, con historiadores cortesanos y vetando la posibilidad de recuperar la República y sus valores. Una República que fue estigmatizada durante cuarenta años desde las escuelas, prensa y los púlpitos hasta hacernos creer que la culpable del golpe del 36 fue la democracia y su pluralidad.

Tras el intento fallido, aunque golpe maestro del 23 F, con los gerifaltes del estado mayor de la época compenetrados a una, asumimos que el elegido como sucesor como jefe del Estado, aquel que juró los principios del 18 de Julio "Don" Juan Carlos I, tuviera ya una alfombra roja sin ningún atisbo de oposición, incluso desde el PSOE no se retomó el asunto ni posteriormente tampoco se ocupó de la dignidad, salvo en pequeños conatos en forma de subvenciones basadas en la caridad. Tejero consiguió de una manera magistral (más bien el general Armada y compañía) sacar del imaginario colectivo a la República, con la humillación de tragar con la monarquía parlamentaria como mal menor. A la derecha que siempre trató de "salvar a España" le vino de perillas el Guardia Civil del bigote y los tanque de MiIans para que por miedo, pleitesía mental, de nuevo, aceptáramos "un pulpo como animal de compañía" y desterráramos definitivamente el republicanismo.

"Quedan muchos padres y madres enterradas, poetas, maestros, intelectuales y soldados de la libertad para que mi generación no tenga la valentía moral y la obligación de revisar la Transición, ahora sin chantajes ni miedos".

Quizás la nueva ola de partidos y conceptos horizontales, de la que soy seguidor, obvie por tacticismo nombrar los símbolos y la nomenclatura para obtener poder, debido al cerebro dogmatizado de una buena parte del personal que no se lo perdonaría, pero si consiguiéramos el poder necesario para legislar no les aceptaría jamás que todo esto quedara en el olvido. España se merece revisar, condenar y poner nombres y apellidos a los asesinos que secuestraron un país (de mano del nazismo, la incultura, las empresas y la banca) con diversas identidades y fue gobernado de manera totalitaria con la Iglesia como cómplice, difundiendo terror absoluto.

Tenemos esa deuda pendiente. Por los abuelos y por los padres que fueron maltratados en pleno siglo XX bajo el asombro de Occidente.

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