Tras el horrible crimen provocado por “el niño de la ballesta” se han publicado en la prensa los gustos y aficiones del joven asesino. Es gran seguidor de la serie The Walking Dead y gustaba de escuchar rock, punk y heavy metal.
Uno tiene una sensación de déjà vu cuando sucede un asesinato de este tipo y es el ver el sensacionalismo de querer achacar a gustos “alternativos” a las matanzas provocadas.
La lista de aficiones “prohibidas” que incitan a uno a cometer un acto de estos empieza a ser larga, empezando por la música más o menos estridente y subversiva (todo un clásico) desde el primigenio hard rock de hace ya varias décadas al metal más extremo de hoy en día, todas ellas “sinfonías de destrucción”.¿Y qué decir del rol? ¿O de los videojuegos? ¡Anda que no se mata ahí, hasta en el FIFA, un no parar!
Por no mencionar los cómics y el anime japonés en general. En el pasado Salón Manga celebrado en Jerez y que estuvo a reventar, había miles de sospechosos. En el siguiente deberían poner unas medidas de seguridad dignas de partido de fútbol de alto riesgo, por si acaso.
¿Alguien cree que si el niño fuera fan de David Bisbal o de La que se avecina se mencionaría en prensa y televisión? ¿Qué pretenden con ello, criminalizar a la gente por unas aficiones que no entienden ni comparten?
Comenté antes que estos gustos eran “alternativos”. Se sorprenderían o asustarían si supieran lo populares que son, es totalmente ridículo, pero aunque solo fueran seguidos por una minoría, la noticia de los gustos de este joven solo tiene como fin el morbo y un afán estigmatizador tremendamente irresponsable.
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