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Viendo el portal de transparencia del Ayuntamiento de Jerez, me sorprendo al ver el destino de las subvenciones que se han dado en los últimos años: las hermandades.

No digo que no se las merezcan por las obras sociales que hacen, pero la Iglesia Católica tiene que aprender a subsistir de una vez por todas por sus propios medios y no por los que el Estado le dé. Primero, porque la Iglesia tiene un gran capital humano: los bautizados a los que les debe exigir que cooperen económicamente con el sostenimiento de ésta si es que quieren estar comprometidos con ella. ¿Pueden imaginar ustedes cuánto dinero conseguirían si cada bautizado diera un euro al mes?  Segundo: por justicia. La Iglesia Católica tiene una serie de normas que discriminan a determinados colectivos. Colectivos que por ser ciudadanía, con sus impuestos, colaboran con el sostenimiento de la Iglesia por decisiones políticas contra su voluntad creando situaciones muy paradójicas como por ejemplo, que personas divorciadas o personas homosexuales, actualmente con sus derechos civiles relativos al matrimonio, no reconocidos por la Iglesia, estén pagando con sus impuestos a esta organización religiosa, como estamos viendo en las últimas subvenciones dadas por nuestro Ayuntamiento.

El Ayuntamiento de Jerez debe ser exquisito en elegir a quién dar una subvención. Opino que debería hacer firmar a las entidades beneficiadas una declaración de intenciones en las que se respeten los principios de la Constitución Española relativos a los derechos elementales de las personas, como es el derecho a la igualdad.

No se puede consentir que una entidad pública como es nuestro Ayuntamiento subvencione a organizaciones tales como las hermandades y cofradías, en las que a día de hoy, si no me equivoco, y que alguien me corrija en tal caso, no estarían dispuestas a tener como hermano mayor a un hombre o mujer divorciado o divorciada y vueltos a casar en segundas nupcias por lo civil, o a una persona gay, lesbiana, transexual o bisexual con, como dicen algunos sacerdotes, "demostraciones públicas de su condición". Y puntualizo esto, lo de demostraciones públicas de su condición porque conozco a muchos homosexuales en el mundo cofradiero que son respetados. Eso sí, son respetados porque no hacen pública su condición.
 

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