fotonoticia_20170207231948_640.jpg
fotonoticia_20170207231948_640.jpg

Y de nuevo nos veremos abocados a apoyar una guerra infame en algún lejano rincón del planeta y por motivos espurios para tener contento al matón de la clase y seguir siendo uno de sus bufones predilectos.

De nuevo ha vuelto a suceder. De nuevo tenemos otro motivo para sentir una íntima repugnancia, vergüenza ajena y náusea colectiva ante la actuación de los que nos dirigen desde la poltrona del poder sin pedir opinión a nadie, tal es su prepotencia y amor hacia sí mismos.

Las cabeceras de los telediarios, las de todas las cadenas, abrieron con un titular escueto y de poderoso calado informativo: Donald Trump y Mariano Rajoy habían mantenido una conversación telefónica para tratar la actualidad política del mundo.

Imagino que, dadas las conocidas capacidades idiomáticas de ambos (cada uno conoce solo su propio idioma… y con alguna carencia), el debate entre ellos habrá tenido que ser, como mínimo a tres, con un traductor de por medio. Aunque, habida cuenta de la desconfianza crónica del magnate americano, no sería de extrañar que el presidente yankee haya abogado por tener su propio traductor, y Mariano que se busque el suyo. Así que habrá sido un debate a cuatro.

Obviando este pequeño detalle sobre el número de voces que compusieron este encuentro surrealista en 4G, llama la atención el tratamiento que ha dado sobre este acontecimiento la prensa española. Como si el hecho de que el presidente americano te dedique “unos minutos” vía teléfono para despachar menudencias como los problemas de inmigración, la seguridad del mundo, la economía, las relaciones internacionales... nos pusieran en primera línea de la Corte del Rey Bárbaro. Con qué poco nos conformamos.

Me parece vergonzante que saquemos pecho por reírle las gracias al matón de la clase, ese mismo que practica bullying todos los días al compañero de pupitre de al lado. Somos el típico palmero mediatorta que hacía burlas mientras un bravucón sin cerebro repartía hostias entre aquellos que no podían responderle porque no tenían la suficiente fuerza para hacerle frente. ¿De verdad debemos celebrarlo?

Hace unos años, señor Rajoy, uno de su misma cuerda quiso “sacarnos del rincón de la historia” y nos hizo participar en la infamia de Iraq, en una invasión a un país por una supuesta posesión de armas de destrucción masiva que jamás se encontraron. Aquella fotazo junto a Bush, Blair y Durao Barroso en vez de sacarnos del rincón de la historia, nos enfrentó a Europa, introdujo el terrorismo islámico al mismo Madrid y sacó a la calle a miles de indignados con el “no a la guerra”.

Ahora vuelve usted a cometer el mismo error aunque sin foto. Y de nuevo nos ponemos contra una Europa que ha sido ninguneada por el presidente americano, y contra nuestros propios hermanos hispanoparlantes al ofrecernos como “interlocutor” entre los Estados Unidos y ambos grupos. No hay diálogo posible con quien no quiere hablar, señor Rajoy. Su nuevo gran aliado no quiere llegar a acuerdos, sino imponer su criterio a decretazo y puñetazo limpio. Y de nuevo nos veremos abocados a apoyar una guerra infame en algún lejano rincón del planeta y por motivos espurios para tener contento al matón de la clase y seguir siendo uno de sus bufones predilectos.

No aprendemos.

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído