La soledad del puerperio

He oído a mujeres decir que cuando les pusieron por primera vez a su bebe en brazos, no sintieron aquello que creían que debían sentir

05 de mayo de 2025 a las 11:13h
Una imagen de archivo de un parto.
Una imagen de archivo de un parto.

¿Qué tipos de miedos son más comunes al afrontar la maternidad?

El parto y todo lo que lo rodea es uno de los momentos más impactantes para una mujer. La maternidad implica un cambio profundo y, como en cualquier cambio en la vida, puede generar incertidumbre y muchas dudas. Es muy frecuente que la futura madre se pregunte si sabrá ser buena mamá, cómo será su bebé, cómo será el parto, entre otras cosas.

Además, las circunstancias personales y el entorno que rodea el embarazo también influyen. El que se haya deseado o no el embarazo, los recursos económicos con los que cuenta la mujer para afrontar la maternidad, la estabilidad de la pareja (si la hay), el trabajo de ambos, y las personas que puedan ofrecer apoyo, son factores que afectan cómo se vive esta etapa.

Todo esto puede despertar miedos relacionados con cómo será el parto y si será capaz de ejercer su rol de madre. Es completamente normal sentir esas dudas, ya que, en un primer embarazo, nunca esa mujer se había enfrentado a un parto ni ha asumido la enorme responsabilidad que implica ser madre. Lo importante es recordar que las emociones negativas no deben impedir disfrutar del proceso ni distorsionar las emociones positivas.

¿Creen las mujeres de hoy en día que están menos acompañadas en sus procesos maternales en comparación con hace 50 años?

Sí, el estilo de vida de hombres y mujeres ha cambiado muchísimo a lo largo del tiempo. Antes, la sociedad asignaba a las mujeres todas las tareas relacionadas con la maternidad, y estas habilidades se aprendían desde muy jóvenes, transmitidas de madres a hijas. Social y políticamente, se valoraba mucho el papel doméstico y maternal de la mujer, promoviendo un modelo tradicional en el que la mujer tenía un rol principalmente reproductivo. Mientras el hombre salía a trabajar para mantener a la familia, la mujer permanecía en casa cuidando a los hijos y el hogar. Este esquema fomentaba que las mujeres formaran comunidades o “tribus”, y que la maternidad se viviera en un entorno más colectivo y acompañada. La mujer que acababa de dar a luz era cuidada por otras mujeres, igual que su bebé, en una especie de apoyo natural y espontáneo. La vida en comunidad, tanto en pueblos como en ciudades, facilitaba ese acompañamiento en los procesos maternales.

Hoy en día, la mujer trabaja también fuera de casa. No está encasillada en ese rol únicamente maternal, sino que las mujeres estudian, se forman y pueden tener carreras profesionales más allá de la familia que puedan llegar a formar. Por otro lado, se han producido una serie de cambios que creo que son vitales, tales como que hoy en día la mujer reflexiona sobre su propia vida, decide si desea ser madre o no, cuántos hijos quiere tener; y el enfoque la maternidad ha cambiado al punto que, si desea ser madre, la mujer puede dar forma al vínculo que quiere establecer con su hijo, puede decidir sobre cómo criar, sobre qué estilo de parentalidad quiere fomentar, etc. También tiene mucha más formación e información a su alcance.

En contra, actualmente, las mujeres nos hemos de esforzar mucho más en tener esa “tribu” que tenían nuestras abuelas o madres. Esos lazos ya no se dan de forma espontánea, ya no se da esa cercanía con otras mujeres que podía haber tiempo atrás en las comunidades. Por tanto, la maternidad se torna más solitaria. Largas jornadas de trabajo fuera de casa que se han de compatibilizar con la crianza, dejan poco tiempo para socializar y crear tribu. A pesar de ello, creo que afortunadamente se está volviendo a tomar conciencia de las ventajas de tener esa tribu de apoyo y ayuda en la dura tarea de criar.

¿Qué tipo de alertas debe tener en cuenta una profesional para saber que puede haber una depresión postparto?

La depresión postparto, presente en una de cada diez mujeres, ha empezado a tener más visibilidad en los últimos años. Aunque se suele presentar en los tres meses posteriores al parto, hay que saber que puede aparecer incluso un año después de éste.

Los cambios hormonales que se dan en el embarazo y en el puerperio son normales y pueden provocar sentimientos de tristeza después de haber dado a luz. También las expectativas que se tuvieran respecto al bebé y a la maternidad. Las mujeres tenemos mucha presión al respecto. He oído a mujeres decir que cuando les pusieron por primera vez a su bebe en brazos, no sintieron aquello que creían que debían sentir. Esta presión, la responsabilidad de tener un bebé, la lactancia y todo lo que ésta conlleva, la falta de sueño propio o del bebe, y sobre todo, ese gran sentimiento de culpa que suele acompañar a las madres puede acabar desencadenando una depresión postparto.

Por eso es importante prestar atención a señales como llorar con frecuencia, sentimientos de culpa, tristeza, apatía, culpa, falta de motivación e interés por cosas que antes interesaban, ansiedad, irritabilidad, aislamiento respecto a familiares y amigos, problemas para hacerse cargo del bebé, para crear vínculo con él e incluso, en casos más graves, pensamientos recurrentes de hacerse daño a sí misma o al bebé.

¿Qué consejos podemos dar a una madre primeriza que siente que sus hormonas le están pasando una mala jugada?

Lo más importante es no dudar en pedir ayuda a familiares y amigos. También es fundamental que intente descansar lo más posible y cuidarse a sí misma. No está de más solicitar apoyo con las tareas que le resulten pesadas. Además, puede ser muy útil conectar con otras madres primerizas a través de grupos de apoyo, para compartir experiencias y sentirse acompañada. Y si nota que no mejora o que la situación le resulta muy difícil, lo mejor es consultar a un profesional para recibir orientación y apoyo especializado.

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