En la Sierra de Cádiz se está desarrollando un proyecto de economía circular que implica la recogida separada de residuos mediante el sistema puerta a puerta. Este sistema, que en lugar de obligar a la ciudadanía a depositar su basura en contenedores, consiste en recogerla directamente en la puerta de cada hogar; eso sí, separada según el tipo de residuo que corresponda cada día.
Han surgido detractores de este sistema, algunos de ellos muy activos en redes sociales, que incluso han llegado a organizar manifestaciones mezclando en sus reclamaciones el rechazo a la subida de tasas con este modelo de recogida, culpabilizándolo de ella. Cuando no es así, más bien al contrario. Además, propagan otros múltiples y muy diversos bulos sobre su funcionamiento.
Lo cierto es que poco les importa que este sistema esté consiguiendo resultados espectaculares. Por ejemplo, en Espera se ha pasado de recoger de forma separada el 6,48% de los residuos generados por los vecinos con el antiguo sistema de contenedores, al 37% con el sistema puerta a puerta. En Setenil desde el 4,66% al 34% actual. En Bornos, del 10,27% al 41%...
Si hay alguien a estas alturas que piensa que el mundo no tiene un grave problema con los residuos que generamos —quizás porque se haya “informado” de ello en un vídeo de YouTube o de TikTok— es que está muy desorientado. Pero, hoy en día, por lo visto, se puede negar todo.
Lo que está claro es que solo con cifras adecuadas de recogida separada nuestra basura puede convertirse en materia prima y tener valor para ser reciclada, aunque después hacer esto último de forma eficiente y sostenible sea otro desafío… Retirar residuos del medio ambiente y convertirlos en materia prima es la base de lo que se llama economía circular, la única realmente sostenible.
El éxito del puerta a puerta, como muestran los datos, reside precisamente en que obliga a la ciudadanía a separar los residuos. No a “reciclar” —como dice alguna gente — ya que esto es una fase posterior. De esta obligación también surgen sus detractores, personas que, supongo, no creen que el planeta o, más bien, muchas especies —entre ellas la nuestra — estén en peligro por nuestra forma de vida insostenible. Y precisamente por no obligar a nadie a separar, el sistema antiguo de contenedores nunca podría ser un sistema eficaz que funcione ni alcanzar las cotas que exige Europa —ni los tiempos — y, sobre todo, las que necesitamos si queremos seguir viviendo en este planeta y no limitarnos a sobrevivir… o malvivir. Por tanto, hablamos de un sistema que está claramente funcionando y que debe extenderse a otras comarcas y municipios de nuestra comunidad.
