Sigan al estúpido

Al igual que le ocurría a Lord Casco Oscuro en 'La loca historia de las galaxias', estamos rodeados de estúpidos

Antonia Nogales

Periodista & docente. Enseño en Universidad de Zaragoza. Doctora por la Universidad de Sevilla. Presido Laboratorio de Estudios en Comunicación de la Universidad de Sevilla. Investigo en Grupo de Investigación en Comunicación e Información Digital de la Universidad de Zaragoza.

Isabel Díaz Ayuso, candidata del PP a la Comunidad Autónoma de Madrid. 
Isabel Díaz Ayuso, candidata del PP a la Comunidad Autónoma de Madrid. 

"Algunos nacen estúpidos, otros alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les adhiere. Pero la mayoría son estúpidos no por influencia de sus antepasados o de sus contemporáneos. Es el resultado de un duro esfuerzo personal". Así arranca el libro Historia de la estupidez humana que Paul Tabori publicó a mediados del siglo XX. En esta obra, el escritor y guionista húngaro realiza un repaso analítico por la tontuna. La estupidez, la tontería, la imbecilidad, la incapacidad, la torpeza, la vacuidad, la estrechez de miras, la fatuidad, la idiotez, la estulticia, la locura, el desvarío… todos tienen algo de misterio y mucho en común, especialmente, lo humano. Aunque usemos casi a diario la expresión “más tonto y no nace”, a veces la realidad se empeña en sorprendernos y en poner a prueba nuestra incredulidad con respecto a la imbecilidad manifiesta. 

Para el economista italiano Carlo M. Cipolla, cinco son las leyes fundamentales de la estupidez humana. Las expuso en un libro homónimo de 1996. La primera es que «siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo». Por eso nos sobrecogemos tanto cuando se revelan como irremisiblemente estúpidas personas que habíamos considerado racionales. La segunda ley es que «la probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona». No se dejen engañar por las apariencias, la fachada o alguna que otra frase ingeniosa. No hay momento de lucidez que eclipse la trayectoria constante y afanada de un verdadero estúpido. "Los estúpidos son aquellos que causan un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, incluso obteniendo un perjuicio". Así reza la tercera ley, la cual nos lleva de nuevo al “más tonto y no nace” de toda la vida. La cuarta ley de Cipolla es para mí la más incontestable de todas: "las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas". Mientras que alguien inteligente puede comprender el proceder de un ser malvado ―pues actúa movido por la racionalidad y el ansia de infringir un daño―, la conducta de un estúpido es imprevisible y su ataque no se puede anticipar. Derivado de esto viene la quinta ley, la que sugiere que "la persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe", pues tras su actuación suele aparecer un peligroso vacío en el que puede ocurrir cualquier cosa: contagio de estupidez, glorificación del discurso estúpido e incluso endiosamiento del idiota como líder. 

En 2018, Manuel Rivas escribía en su columna de El País sobre la “estupidez artificial” y cómo de fácil resulta contagiarse de ella en las redes sociales. "El teclado, la pulsión del disparo, dirige la mente que corresponde con mensajes apodícticos: breves y altisonantes como órdenes estúpidas". Como una olla a presión, tarda en pitar, pero cocina a fuego rápido. Demasiado rápido. Al igual que le ocurría a Lord Casco Oscuro en La loca historia de las galaxias, estamos rodeados de estúpidos. Estúpidos peligrosos, de esos que por más que se retraten como tales, obtienen el beneplácito de la audiencia. Estúpidos imprevisibles, abyectos, torpes, atrevidos, impúdicos. "Llevar naturaleza y salud a todos los vecinos, a las familias. Y vamos a hacerlo de esta manera: que cada balcón de Madrid tenga una planta". Isabel Díaz Ayuso, candidata a la reelección como presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid. 

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído