El problema es la falta de comunicación. La gente no habla. Farfulla, masculla, silabea… Va a lo suyo. Su familia, su sueldo, sus redes sociales… y ya. Al SAS este hecho, la falta de comunicación, le está dando más de un problema.
El problema es la falta de comunicación. La gente no habla. Farfulla, masculla, silabea… Va a lo suyo. Su familia, su sueldo, sus redes sociales… y ya. Al SAS este hecho, la falta de comunicación, le está dando más de un problema; el último, en el hospital de Jerez. Pero hombre, ¿cómo no le dice nadie al albañil que el ancho de las puertas del edificio de Radioterapia tenía que ser algo mayor del habitual? Ese hombre se encargó de este asunto en el hueco de la mañana de una mañana cualquiera, sacó el metro, fijó el ancho estándar, se bajó a desayunar y luego siguió a sus cosas.
Nadie le dijo al arquitecto que las puertas tenían que ser más anchas, por lo que éste no pudo decírselo al aparejador, que no se lo trasladó al encargado de la obra que, claro está, no pudo informar al albañil. Tampoco los celadores informaron a los enfermeros y médicos de que las camas más idóneas para el traslado de los enfermos eran un poco más anchas, que a su vez no pudieron informar a su jefe de servicio (o de planta) que, lógicamente, no hizo llegar este hecho a la dirección…
Total, no es que sean cinco camas las que son más anchas, es que son las cinco camas mejores para los traslados, por lo que la solución pasa por ensanchar el vano de las puertas en los próximos días. Bueno, diez años de espera y 8,5 millones de euros después no pasa nada por gastar (en este caso el verbo es gastar más que invertir) unos pocos miles de euros más, otra cosa es la imagen que se ha dado con este asunto, después de tantos años de retraso en la puesta en marcha de este equipamiento.
Queda probado que en este tipo de obras hay que tener en cuenta todo, más allá de tecnología costosísima, y todo incluye la anchura de las puertas y de las camas… y la comunicación, un poquito de comunicación, por favor.
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