Un hombre que en breve será padre, ha dicho ante los medios de comunicación que no tiene previsto que la paternidad suponga ningún cambio en su vida profesional. Es un hombre qué sale todos los días en las televisiones, un excelente deportista con un ritmo de vida, entrenamientos, competiciones, y viajes, trepidante, y que injustamente gana muchísimo dinero porque así está montando este mundo.
No sé si lo que ha dicho ha sido fruto del desconocimiento, o de una forma de entender la paternidad que nos dice a los hombres, y a las mujeres, cual han de ser los papeles que desempeñar. Porque si no es así, no entiendo cómo puede afirmar que un hecho tan importante para cualquier persona, no le va a afectar en su vida profesional. Es posible que estemos ante un acto de egoísmo, propio del machismo, de quien prioriza sus intereses, por entender que esa es su función natural, y no la de educar, cuidar, y procurar vínculos emocionales-afectivos estables con sus hijos e hijas.
Planteamientos de esta naturaleza no hacen sino empoderar y reafirmar un modelo de paternidad cimentado sobre ese concepto de masculinidad que tiene sus raíces en valores como la hombría, la entereza emocional, el distanciamiento y la separación, la carencia de vínculo, y en definitiva en la figura de un padre ausente y distante en lo esencial de quienes le rodean.
Es el concepto de padre que muchos hombres han tenido, y que el patriarcado ha creado para que existan las diferencias, las desigualdades y las violencias hacía las mujeres, y hacía quienes se atreven a cuestionan sus reglas.
Ser padre no es tener un hijo o una hija, eso es fácil, quizás solo sea naturaleza, instinto de supervivencia como especie, o egoísmo, ser padre es ejercer de padre, es acompañar en sus vidas a tus hijos e hijas, enseñarles con el ejemplo de tu compromiso con su existencia, su presente y su futuro. Es ser cómplice y participe de sus necesidades, estar a su lado en sus miedos, expectativas y alegrías. Es trabajar en casa más que lo haces fuera, es renunciar a parte de tú vida, tú carrera, y expectativas profesionales.
Ser padre es poner y quitar lavadoras, limpiar el cuarto de baño, pensar y decidir qué vamos a comer mañana, y pasar horas y días trabajando en la AMPA y en el Consejo Escolar. Es implicarte en sus vidas, y estar orgulloso de ello.
Aunque es verdad, que siempre habrá quienes tengan a mujeres, pobres, migrantes o racializadas que les cuiden a sus hijos e hijas, le lleven y recojan de sus centros educativos privados y elitistas, les limpien sus miserias, y a cambio le entreguen una remuneración de clasismo, salario y condiciones laborales de miseria, así está montada la existencia, y por eso es tan fácil decir estupideces y mostrar arrogancia.
Se padre a los hombres nos viene muy bien, porque feminiza nuestra masculinidad, y nos ofrece esa mirada que necesitamos para entendernos y ver la vida de una forma más justa e igualitaria. Por eso no entiendo esa afirmación, porque no es que te vaya a cambiar la vida, es que te la va a volver del revés, al hacerte un hombre nuevo, bueno y mejor. Los hombres famosos de eso deberían ser conscientes y comenzar a dar ejemplo. Pero a determinadas alturas el mundo se ve de otra manera.
No podemos, si queremos dejar a nuestras hijas, hijos, e hijes un mundo más justo e igualitario, seguir con ese modelo de hombre que piensa y dice sin ningún tipo de pudor ni rubor, que ser padre no le va a afectar en su vida profesional. No podemos.
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