El líder de Vox, Santiago Abascal, la noche electoral del 2D. FOTO: JUAN CARLOS TORO
El líder de Vox, Santiago Abascal, la noche electoral del 2D. FOTO: JUAN CARLOS TORO

En el presente artículo quiero hacer una diferenciación ante el monotema Vox y es que mi historia se centrará en mi experiencia, en primera persona, como apoderado y una serie de consultas. Mi día empezó yendo en bicicleta a las 8:00 de la mañana al colegio que me tocó como apoderado. Llegue y allí ya se encontraba el apoderado de Vox. Poco a poco se fueron conformando las distintas mesas, dando paso a los primeros momentos de votación.

Con el paso de las horas, aparte de hacer las funciones de apoderado, pude conversar con el representante de Vox y entre otras cosas me llegó a confesar que cuando joven sus ideas eran comunistas, pero pasado el tiempo tanto cambió que ahora es votante de Vox (que como buen militante de este partido decía que no era de extrema derecha). Antes de dar paso a las declaraciones recogidas a sociólogas y sociólogo de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, quiero comentar el desconocimiento que tienen algunas personas a la hora de votar o la desinformación sobre el partido que se elige:

-Personas, mayoritariamente, de edad avanzada, que desconocían a qué mesa debían dirigirse y podían llegar a pasarse por varias mesas hasta averiguar cuál le pertenecía.

-Preguntas como: “¿Hay que tachar algo?” o “¿Aparte de este sobre hay otro? (haciendo referencia al voto al Senado como si Andalucía tuviera dos cámaras).

-Preocupante el desconocimiento de la política en jóvenes entre 18 y 23 años. Pongo el caso de un chico que dirigiéndose al apoderado de Vox con un “convénceme”. Asombroso.

A continuación, voy a citar a las personas entrevistadas:

Xavier Coller (Catedrático de sociología de la Universidad Pablo de Olavide): Vox gana donde antes lo hicieron PP o C’S. El voto descontento de estos partidos. Correlación con los altos índices de inmigración “no europea” y el nivel de renta de estas poblaciones. Son 3 variables para entender el fenómeno VOX. ¿Quiere decir eso que no haya habido obreros que hayan votado a este partido? No, seguramente algunos lo habrán votado.

Mª del Mar Llopis Orrego (Doctora en Sociología por la Universidad de Salamanca): Entiendo que no hay un factor determinante sino varios factores los que han dado lugar al aumento de votantes de Vox en Andalucía. La lucha contra la inmigración ilegal. Sin duda, el discurso de rechazo a la inmigración ilegal ha sido una de las cuestiones que ha condicionado el voto en Almería. Otro de los factores, considero, tiene que ver con la lucha por la independencia de Cataluña, y la identidad nacional. Miles de banderas se asomaron a los balcones de Andalucía frente al nacionalismo catalán, la misma bandera que ha inundado todos los mítines ofrecidos por Vox en Andalucía. No hay que olvidar que el discurso utilizado por Vox en estas elecciones es el de la “España Viva”, “la unidad nacional”. Los dirigentes de Vox, han sido capaces de pronunciar la palabra “España” doce veces en el primer minuto de discurso. El voto a Vox en, muchos de los casos, entiendo que ha sido una respuesta al independentismo catalán. Por último, no hay que olvidar que Andalucía llevaba muchos años gobernada por el partido socialista y la búsqueda de alternativas de gobierno ha llevado al cambio de voto de muchos andaluces.

Antonia María Ruiz (Doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Madrid): En tu pregunta (¿cómo es el perfil del votante?) asumes que el racismo ha crecido exponencialmente al haberse incrementado el voto a Vox. Creo que es una premisa equivocada... Es decir, precisamente en España el nivel de racismo y xenofobia no es precisamente bajo, nunca lo ha sido. Por tanto, el sustrato de racismo y xenofobia existía (y existe) —recuerda los altercados de El Ejido, por ejemplo—. Lo que resultaba paradójico hasta ahora en el caso de España es que ese sustrato no hubiera dado lugar a un partido de extrema derecha como en otros países europeos, tanto más en cuanto que otras condiciones que se han considerado causa de la emergencia de ese tipo de partidos también se daban en España, especialmente el duro impacto de la crisis económica.

Por tanto creo que no era un problema de demanda (es decir, que falta de predisposición de los votantes a votar a un partido con un discurso xenófobo y racista), sino un problema de oferta (la ausencia de un partido con este discurso al que votar). En las elecciones andaluzas se ha puesto de relieve que existía la oferta (paradójicamente y en parte por la visualización del partido que se ha hecho desde el PSOE), lo que ha potenciado su mensaje y todos los descontentos en los que además existía este racismo latente han reaccionado al darse cuenta de que podían poner ahí su voto.

A modo de conclusión quisiera citar el artículo de Kiko Llaneras, Javier Galán y Borja Andrico, donde se expone, entre otras cosas, cuales han sido las poblaciones con más votos hacia este partido. Que ha conseguido dos cosas: uno, hacer que tanto el PP como C’s se postulen más a la derecha. Dos, reducir el patriotismo a lo más básico: himno y bandera. Lo emocional les funciona a los tres partidos y de esto se deduce que a la izquierda le falta pedagogía y a la sociedad española le falta una mayor apuesta por la formación y la cultura.

Ahora, ante la creciente homofobia, machismo y racismo toca seguir trabajando por la democracia y por los derechos que otros quieren derogar. Y el final de este artículo suena la canción italiana, que se compuso ante el fascismo del país en la II Guerra Mundial, “Bella Ciao”.

https://www.youtube.com/watch?v=4CI3lhyNKfo&t=12s

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