La agricultura y la conservación deben ser compatibles

La administración agrícola autonómica tiene la ocasión de demostrar que de verdad le interesa la conservación de la biodiversidad, y en especial de las aves esteparias

Rafael Arenas González.

Biólogo. Experto en gestión de especies amenazadas y espacios naturales protegidos.

La Granjuela.
La Granjuela.

A mediados de enero vienen desarrollándose en La Granjuela durante los últimos dos años unas jornadas sobre aves esteparias en la ZEPA Alto Guadiato, organizadas por este municipio que forma parte de la Red Natura 2000, en las que colabora la Fundación Savia por el Compromiso y los Valores, la Plataforma para la Conservación de las Aves Esteparias y sus Hábitats y la Diputación Provincial de Córdoba. Este municipio ha decidido apostar por algo que le diferencia del resto de la provincia de Córdoba. En ellas han participado científicos de gran prestigio y gestores de áreas similares de Castilla León y Castilla La Mancha, así como de fundaciones privadas, expertos en Política Agraria Comunitaria (PAC), perspectiva geográfica del paisaje agrario y la gestión del agua. Durante ellas se han llegado a obtener unas interesantes conclusiones para mejorar la gestión de este espacio y la vida de los agricultores y ganaderos que desarrollan su actividad en este espacio protegido que se hacen públicas y se trasladan a las administraciones para que las tengan en cuenta en sus políticas, que pueden resumirse en que la agricultura y la conservación son compatibles.

Los paisajes agrarios dependen de la funcionalidad agraria y tienen que rentar para persistir. Éstos son importantes por su extensión, y aunque la importancia agraria en el PIB es pequeña ocupa más del 70% de la superficie y además son los que nos dan de comer. Estos paisajes están en peligro por abandono de prácticas agrarias y la expansión urbanística. La PAC no tiene en cuenta las peculiaridades de las distintas áreas y por tanto tampoco la perspectiva paisajística, debe acercar los territorios y tender a igualarlos en sus ayudas para favorecer a los más marginales. El Pacto Verde Europeo se considera como una herramienta para poner en valor los recursos naturales en el mundo rural. Hay que realizar un esfuerzo para que los 1.8 billones de euros previstos lleguen a éste y no se queden en iniciativas alejadas de él. Nos encontramos en el decenio decisivo y se necesitan políticas transversales que beneficien estos territorios y que tengan en cuenta las externalidades (bienes comunes) de los sistemas ecológicos. El objetivo para que el 25% de la superficie agraria útil sea de agricultura ecológica no está en el horizonte previsto por lo que necesita un gran impulso por parte de las administraciones. Solo el 3% del consumo de productos ecológicos se realiza en nuestro país, es insuficiente para nuestra sociedad y debe ser promovido por las administraciones.

En el mundo rural los servicios deben ser reforzados y transformarse en una sociedad informatizada para facilitar las gestiones de la ciudadanía. Éste tiene que ser escuchado cada vez más en la toma de decisiones y la potenciación de la ganadería extensiva es necesaria para consolidarlo frente a la ganadería industrial. En el caso concreto de la ZEPA, la agricultura y ganadería ecológica es una medida de desarrollo de los municipios que la integran con la puesta en valor de productos con el marchamo de calidad ecológica.

El cambio climático intensifica el desequilibrio hídrico mediante una disminución de la escorrentía y de aportaciones totales, un deterioro del estado físico-químico, la intensificación de fenómenos extremos, y tensiones sociales y económicas. Las reducciones de recursos disponibles que se avecina y los correspondientes sacrificios no se pueden aplicar a todos por igual, y hay que articular una redistribución definida con criterios sociales. Se sigue aumentando las necesidades de agua y se requiere un uso racional donde prime la disponibilidad existente. La actual planificación prevista en el Plan Hidrológico del Guadalquivir no está ajustada a la realidad y según los expertos puede entrar en 6 años en una situación de colapso.

La actual transición energética es una huida hacia adelante con incrementos de consumo y no se piensa en el ahorro y eficiencia. En el caso de las instalaciones energéticas renovables se detecta que hace falta planificación, se debe acercar la producción al consumo y deben tenerse en cuenta los valores naturales de la biodiversidad y potenciar las comunidades locales energéticas como herramienta para el desarrollo del mundo rural. Para ello son necesarias la realización de experiencias piloto comarcales para aplicar estos modelos. El modelo que comienza a desarrollarse amenaza con gran intensidad la estepa cerealista y subarbustiva y sus comunidades de seres vivos.

Las zonas de aves esteparias son de las áreas más amenazadas por el cambio climático. Más de la mitad (56%) de estas aves están desapareciendo a un ritmo elevado. De las 25 especies de aves esteparias que existen en Andalucía, 21 se encuentran en la ZEPA Alto Guadiato. De todas las aves esteparias, 11 están en una categoría de amenaza. La situación más dramática es la del sisón que ha disminuido de manera alarmante. Otras especies como la ganga ortega, la ganga ibérica, la carraca, el aguilucho cenizo y cernícalo primilla están en evidente declive. Otras especies más desconocidas como la bisbita campestre, la collalba rubia, la collalba gris necesitan las áreas esteparias en sus pasos migratorios. Trigueros, calandrias, terreras lechuza campestre e incluso especies cinegéticas como la perdiz y la codorniz también presentan descensos significativos.

La avutarda se considera una especie bandera en la biología de la conservación, tiene una amplia área de distribución pero su población se estima en menos de 60.000 ejemplares, la mitad está en la Península Ibérica, que presenta diferencias morfológicas notables y se piensa que puede ser una subespecie. A escala global se considera como vulnerable. Esta especie junto al resto de aves esteparias deben su presencia a la existencia de un ciclo agrícola tradicional por hojas de cultivo al tercio o al cuarto adaptado a un medio pobre con aprovechamiento de la ganadería, que genera un mosaico paisajístico esencial para estas especies, en definitiva es necesario mantener y estimular la agricultura tradicional.

A lo largo del año la avutarda varía el tamaño de los grupos, más abundantes en invierno y menos en verano, todo ello relacionado con la alimentación y la estructura agrícola comentada anteriormente. Los factores que afectan a la conservación de la avutarda son los cambios de usos como la intensificación por su lastre tóxico, la proliferación de cultivos leñosos, la pérdida del mosaico paisajístico, la proliferación de las alambradas que disminuyen los espacios abiertos y los cambios de prácticas ganaderas sustituyendo la guía pastoril por cercas en superficies más pequeñas. En el caso de tendidos eléctricos se ha demostrado que su señalización no es buena solución porque no impiden las colisiones, el soterramiento es la mejor alternativa. En los últimos años en Andalucía han llegado las grandes plantas fotovoltaicas que también amenazan con ocupar y transformar sus hábitats.

El sisón se encuentra en grave regresión y desde el año dos mil la población ha descendido entre un 70-80 % y está en peligro en extinción. Los cultivos de secano son vitales para la reproducción y en invierno pueden trasladarse a las zonas de regadío ante la ausencia de barbechos. Los fracasos son explicados en un 45% por los trabajos agrícolas y un 55% por otras causas. Se necesitan practicas agrícolas más compatibles con un paisaje en mosaico. El mantenimiento de lindes entre los campos, cierta cobertura para sombra, cubiertas vegetales durante el verano, mantener cultivos de leguminosas o alfalfa en invierno, reducción de insumos (abonos y fitosanitarios) y el mantenimiento del rastrojo, son actuaciones que le favorecen.

Hoy día el barbecho se considera un objetivo ambiental porque muchas aves esteparias lo necesitan en algún momento de su ciclo anual, y se relaciona su pérdida con el descenso de las aves esteparias. Las diferencias de barbechos en estructura de vegetación, composición florística, y disponibilidad de alimento, responden a distintos requerimientos entre especies y sexos.

En estos paisajes de secano, por ejemplo, el cernícalo primilla se mueve en amplios territorios de miles de hectáreas que comparten con el resto de ejemplares de su misma especie una alimentación principalmente grupal. En contraposición, el cernícalo común regenta pequeños territorios tanto en época de reproducción como fuera de ella. En la evaluación de los grandes proyectos debe tenerse en cuenta este aspecto. En los parques eólicos la afección por mortalidad es potencialmente alta para ambas especies e incluso los primeros pueden verse afectados muy lejos de sus lugares de cría y en sus movimientos premigratorios.

El aguilucho cenizo ha sido declarada el Ave del Año 2023, es una oportunidad para conocer la grave situación que atraviesa. Los cambios de usos del suelo en grandes extensiones afectan a esta especie. Tiene una fuerte tendencia a volver a los lugares donde nacieron, por lo que es primordial el mantenimiento de las colonias, una vez perdidas es muy difícil recuperarlas. El trabajo conjunto y el acuerdo con los agricultores es básico para mejorar las colonias de reproducción. La medida más eficaz es el retraso de la cosecha y la actuación más eficiente cuando se rescatan pollos es la crianza campestre para recuperar colonias.

Existen ejemplos como en la Reserva de las lagunas de Villafáfila en Castilla León y diversas ZEPA en Castilla La Mancha donde se ha demostrado que diversos programas sobre estepas cerealistas y programas de compatibilización de las prácticas agrarias y la conservación de las aves esteparias, respectivamente, lograron que evolucionaran positivamente las poblaciones de aves y los agricultores colaboraran en la gestión. Para ello es también muy importante que exista un órgano de participación de la ZEPA como un elemento de acercamiento a la población local.

Se considera a la PAC como una oportunidad para la conservación de la biodiversidad al ser una herramienta que modela y decide el paisaje de nuestro entorno, y es fundamental para estos tipos de territorios como la ZEPA del Alto Guadiato. La nueva PAC es una oportunidad para los agricultores en esta zona por la convergencia y por el tipo de agricultura que se práctica. La intensificación produce perdidas de suelo superiores al proceso de formación, con recursos hídricos sobre- explotados y provocan contaminación por nitratos. Estos cambios de uso hacen perder los objetivos del carbónico orgánico en el suelo. El mundo rural que desarrolla prácticas agrarias tradicionales también está en peligro por ausencia de relevo generacional. Otra forma de hacer es posible, extensificando la producción que permite el mantenimiento de los procesos ecológicos y conservar la biodiversidad del suelo.

El nuevo Plan de Desarrollo Rural de Andalucía tiene que contemplar lineas específicas para las ZEPA o discriminarlas positivamente en los procedimientos concurrentes en las lineas de sistemas sostenibles de cultivos de secano, de agricultura para la biodiversidad y de agricultura ecológica. Se detecta una falta de interés de los agricultores en las medidas agroambientales lo que hace necesario redefinir estas medidas y mejorar la comunicación. En su elaboración debe abrirse un diálogo con los agricultores y/o sus representantes agrarios y las entidades científicas que aglutinan años de estudio sobre estas aves.

Es necesario establecer un incentivo más para el agricultor a manera de compensación por conservar y alejar así el fantasma de la intensificación y la extensión de cultivos leñosos y las macro-instalaciones de energías renovables. Los PDR deben ser propuestos desde los territorios para conformar un Plan Provincial y se requiere una transversalidad y coordinación entre medio ambiente y agricultura.

La administración agrícola autonómica tiene la ocasión de demostrar que de verdad le interesa la conservación de la biodiversidad, y en especial de las aves esteparias. Además, la administración ambiental debe reactivar el Plan de Conservación de Aves Esteparias de Andalucía con sus correspondientes dotaciones presupuestarias para mejorar la gestión de las 23 Zonas de Protección de las Aves Esteparias de Andalucía. No habrá otra oportunidad, quizás el siguiente período ya sea tarde para algunas especies.

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