Sánchez recuperó la concordia que destruistéis

Pedro Sánchez vuelve a ser víctima de una campaña de descrédito por parte de la derecha, como suele ser habitual, por la situación en Cataluña

Luis Jiménez Navarrete

Secretario de Memoria Histórica de las Juventudes Socialistas de Málaga capital

Pedro Sánchez y Juan Espadas juntos en un acto, en imagen de archivo.
Pedro Sánchez y Juan Espadas juntos en un acto, en imagen de archivo.

Un único objetivo a toda costa, una sola forma de entender la política, la consecución natural de la pérdida total del deber de Estado: maniobrar, difamar, injuriar…para intentar desgastar al presidente del Gobierno. 

Pedro Sánchez vuelve a ser víctima de una campaña de descrédito por parte de la derecha, como suele ser habitual, por la situación en Cataluña. Esta vez, a consecuencia de la reforma del delito de sedición. Como si de un instrumento viejo se tratase, los voceros derechistas de tertulias y medios de desinformación se hallan quitándole el polvo a viejos argumentarios que, pese a mellar la concordia y la convivencia, les funcionaron electoralmente. 

No hay pudor, todos contra Sánchez, aunque atente contra la verdad. Difama que algo queda. Yo puedo entender que estén preocupados por las encuestas, todos hemos visto que desde julio hasta hoy, el PSOE está consiguiendo que los mensajes que muchas veces no llegaban, lleguen. Que la gente sepa lo que hace el Gobierno, que sepa qué intereses defiende y quiénes están, como siempre han estado, enfrente de cualquier acción gubernamental en pro de la clase trabajadora. Sin embargo, hay que denunciar de forma clara que no es tolerable que el PP vierta acusaciones tan graves contra el Estado por sus urgencias electorales. Que no responde al código moral de las democracias consolidadas minar la convivencia con mentiras solo porque alguien se las creerá. 

Como la caverna mediática, financiada por la derecha económica y servil dócil de la derecha política, dará sin reparos voz y escaparates para la propagación de argumentario pobre en honestidad y rigor, sirva este artículo para revindicar que muchos españoles no nos creemos las falacias manías sobre el que Génova quiere construir el relato oficial de su historia.

Se suele decir que Pedro Sánchez “rompe España”, también es habitual oírles que “Pedro Sánchez vendería España a los independentistas para seguir en el poder”, mezclado con un poquito de bilis y odio. Vamos a ir uno a uno, para que podamos entender hasta donde llega el grado de cinismo e hipocresía en acusaciones soltadas sin despeinarse la última de sus muy habituales canas.

Es bueno para esto que nos remontemos a la Cataluña de 2017, con un tal M. aún en Moncloa. No creo que exista necesidad de que mis líneas indaguen en la memoria reciente de cada uno, y traigan al presente el odio, la polarización y la angustia que provocó la crisis de convivencia en Cataluña. Como así lo estimo, voy a dar por hecho que toda persona es capaz de rememorar dichos sentimientos. 

Bien, pues aquí van las preguntas que componen el quid de la cuestión: ¿cree usted que ahora mismo en Cataluña hay más o menos convivencia? ¿Considera que ahora mismo hay mayor o menor cordialidad entre vecinos, familias y en definitiva, dentro de la sociedad catalana y española con respecto a la cuestión independentista? Con la respuesta en la mano a ambas interrogantes, ¿de verdad cree que estamos peor?

Desde luego, yo no voy a aceptar que se critiquen medidas que benefician la convivencia, la concordia y la integración territorial de nuestro país por nacionalistas exacerbados en cuya memoria de gestión pesa un referéndum ilegal y una declaración de independencia. Todos ellos llaman traidores a quienes creemos que el diálogo y el entendimiento han de imponerse siempre en democracia a la política de emergencia y de las porras. Pero sin embargo, obvian que fue su incapacidad para atajar problemas, que es base fundamental de lo que significa gobernar, lo que devino en la mayor crisis y amenaza para la integridad territorial de España que se recuerda.

Tampoco pienso resignarme ante lecciones de patriotismo de bandera. La patria se defiende creando un Estado integrador con las diferentes sensibilidades que existen en ella. Permítanme expresar mi hartazgo de la falsa idea de la patria de porra, rejas y banderas. 

Hay que recordar siempre que se dediquen a repartir carnet de buen español (ya incluso se atreven a repartir el de buen socialista), que fue su gestión, la mezcla de la inacción en primer término combinado con los excesos posteriores, una máquina de producción de simpatizantes con el independentismo, una maquina productora de descontento y desorden público. Nunca ha estado tan amenazada la patria, ni tan cerca de romperse, como con el gobierno del Partido Popular. Tanto es así, que según datos que cualquiera puede buscar, en 2017 los partidarios de la independencia llegaban prácticamente al 50%; hoy no son más que el 41%, cifra récord a la baja.

Quitado ya el mantra de que Sánchez “rompe España”; vamos a acabar también con el relato de que la vende. Los indultos, inspirados por naturaleza en el perdón que siempre tiene que vencer al odio y el revanchismo, han servido, a modo de función pública, para consolidar el orden en armonía que tiene Cataluña y el resto de España desde que los de banderas y pulseras se dedican a ladrar en la oposición. Y esto no subyuga al Estado, al revés, es un mecanismo estatal recogido en la constitución. Así lo saben los españoles, que la cuestión independentista ha pasado de ser la 2ª preocupación hace solo 5 años, a estar fuera del TOP 10 hoy. Y así lo saben y lo valoran también los catalanes, que lo agradecen en las urnas cada vez que son llamados a ella.

No quería hacer leña del árbol caído porque no es mi estilo, eso se lo dejo al PP y a Ok Fakediario, pero ya que parecen haber cruzado el rubicón de la moralidad básica contra Pedro Sánchez, voy a concederme una pequeña licencia para recordarles que su relato está enterrado para el conjunto de Cataluña. Dicen que defienden al Estado contra un PSOE que lo vende; pero ya vimos qué opinan los catalanes. El PSC ganador de las elecciones con 33 escaños, el PP con 3 escaños, ni grupo parlamentario propio. Esto es lo que pasa cuando basas tu estrategia nacional en el desgaste al presidente a través de mentiras y difamaciones sobre una tierra. Quien siembra vientos, recoge tempestades.

Porque su concepto de patria es tan anacrónico como falso. Porque cuando les tocó gestionar Rajoy solo leía el As por las mañanas. Porque no vamos a tolerar divisiones propias del franquismo como “españoles de bien”. Porque bajo su mando se perpetraron referéndums y DUI. Porque su incapacidad para cuidar la convivencia rompe familias. Porque son expertos de boquilla en la oposición y pésimos gestores en el gobierno. Por esto y mucho más, no voy a aceptar lecciones, ni una, del PP y sus voceros.

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