Una obra de Carmen Lupión.
Una obra de Carmen Lupión.

La “salada claridad” que dijo Manuel Machado para referirse a Cádiz en su célebre Canto a Andalucía, se refleja en todos y cada uno de los lienzos y tablas que ha colgado Carmen Lupión en la galería jerezana Fedarte. Del 19 de octubre al 17 de noviembre, pueden contemplarse en el acogedor espacio de la calle San Pablo. Rodeado de estas vistas de las costas gaditanas, el espectador que se deje envolver por la luminosidad de sus azules predispondrá los pulmones para atrapar una bocanada de aire fresco y marinero. Tal es la capacidad de la artista para transmitir la intensidad de su atlántico entorno. 

Ya se trate de ese impactante puente de Cádiz —captado desde una audaz plasmación de la perspectiva—  o de las no menos audaces visiones desde el ensueño de las dunas —donde el viento es protagonista—, la pincelada libre de Lupión recrea espacios y sugiere lejanías con sabiduría impresionista. Hay un dominio de las distancias, un tratamiento poético de la luz y el color, una armonía inefable que consiguen esa atmósfera latente que nos conmueve. Asomarse a una de estas marinas es mirar la belleza desde el balcón de la sensibilidad, abrir los ojos del alma a promesas de horizontes o a la nostalgia soñada de feraces paraísos.  

El faro es elemento lírico por antonomasia. En su condición de luz del fin del mundo, encarna la soledad del creador y su vocación de alumbrar nuestras tinieblas. Se ubica —bien lo sabe la pintora— en ese territorio fronterizo donde coinciden los ámbitos: tierra, mar y aire.  El mar, pero también los cielos y las verdes arboledas, y los grises y los ocres, pero también la insinuada presencia de las flores, reverberan en las creaciones de Carmen. Y aún más, el aire, que eleva el gozo a las alturas. Cada uno de estos cuadros es porción de inmensidad, donde la naturaleza triunfa con efusión invicta, expresión de la gloria que entrevió el poeta. 

Como dijo otro gran cantor de la mar y de arboledas perdidas, Rafael Alberti: “Alza de mar y azul la copa llena”; así, los paisajes marinos de Carmen Lupión nos invitan a brindar, hoy en Jerez, por la ventura de una artista con personalidad que sabe atrapar la belleza de su entorno y hacérnosla ver, nada menos. A brindar, por la alegría invasora con que su arte ha sabido poseernos. A brindar, en medio de la vida, porque hemos sentido el mar entre estas paredes y su vaivén rumoroso nos alcanza.

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