La defensa de los derechos humanos atraviesa uno de los momentos más críticos desde la aprobación de la Declaración Universal en 1948. La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía advierte que el deterioro actual no se limita a incumplimientos puntuales, sino que afecta a la propia legitimidad de los derechos humanos, cuestionados en su necesidad y vigencia por sectores políticos y sociales.
Estamos asistiendo a un retroceso democrático global. El aumento de la polarización, la fragilidad de las instituciones y las reformas regresivas están erosionando los valores que sostienen los Estados de derecho. En muchos países, los derechos políticos y sociales se ven recortados, mientras se consolidan discursos que relativizan la importancia de la igualdad y la justicia.
Este debilitamiento institucional no es ajeno a España. La Apdha subraya que las tensiones políticas y la falta de respuestas eficaces ante la pobreza y la exclusión social ponen en riesgo la cohesión democrática. La ciudadanía percibe que los mecanismos de protección se debilitan y que los derechos básicos dejan de ser garantizados de manera efectiva.
Uno de los factores más preocupantes es el papel de la desinformación. Las plataformas digitales, utilizadas con fines partidistas y espurios, manipulan la información veraz y generan un clima de desconfianza hacia las instituciones. Esta dinámica contribuye a construir discursos de odio contra colectivos vulnerables, debilitando la convivencia, incrementando la desigualdad y alimentando la fractura social.
Pero la desinformación no solo distorsiona la percepción de la realidad, sino que se convierte en un instrumento para justificar políticas regresivas. Al socavar la confianza ciudadana, se abre la puerta a la aceptación de medidas que restringen derechos fundamentales.
El deterioro democrático y la desinformación se acompañan de un aumento de la violencia y la impunidad. Mujeres, personas migrantes, familias pobres y quienes viven en riesgo de exclusión siguen sin recibir una protección real por parte de las instituciones. La organización denuncia que las agresiones contra estos colectivos se multiplican, mientras las respuestas institucionales resultan insuficientes o inexistentes.
La violencia estructural se manifiesta en la falta de acceso a vivienda digna, en la precariedad laboral y en la desprotección frente a la pobreza. La Apdha insiste en que estas vulneraciones no son accidentes aislados, sino síntomas de un sistema que deja de cumplir con su obligación de garantizar la dignidad de todas las personas.
A nivel internacional, convivimos con una tendencia preocupante: el abandono del multilateralismo y de las políticas de cooperación. Las invasiones militares, las políticas expansionistas y el desprecio por el derecho internacional ponen en cuestión la arquitectura legal y social construida tras la Segunda Guerra Mundial.
La Apdha recuerda que la Declaración Universal nació como respuesta a la barbarie y como compromiso de la comunidad internacional con la paz y la cooperación. Hoy, sin embargo, las potencias más adoptan estrategias imperialistas contra los pueblos que debilitan la solidaridad y acaban con los mecanismos de protección global.
Con toda seguridad el mayor peligro actual es que el debate ya no se centra en si los derechos humanos se cumplen o no, sino en si son necesarios. Este cuestionamiento supone un riesgo enorme para cualquier sociedad democrática. Los derechos humanos no son un lujo ni una concesión, sino la base que sostiene la libertad, la igualdad y la justicia.
La Apdha está luchando porque los gobiernos asuman la obligación de respetar, cumplir y defender los derechos humanos. Renunciar a ellos equivale a renunciar a la democracia misma.
Reivindicaciones y propuestas
Ante este panorama, la organización plantea una serie de exigencias claras:
- Reforzar el Estado de bienestar, garantizando salud, educación, vivienda y servicios sociales públicos y universales.
- Proteger de manera efectiva a los colectivos más vulnerables frente a la violencia y la exclusión.
- Reducir la brecha de la pobreza mediante políticas redistributivas y de justicia social.
- Respetar la separación de poderes y asegurar que la justicia actúe en defensa de los derechos humanos.
- Cumplir con la legalidad internacional, promoviendo la cooperación y la solidaridad entre pueblos.
La Apdha subraya que la defensa de los derechos humanos no puede quedar en manos de instituciones debilitadas. Es la ciudadanía la que debe exigir que se respeten y se cumplan. La concentración convocada en Cádiz el 10 de diciembre, con motivo del 77 aniversario de la Declaración Universal ante la Audiencia Provincial, pretende ser un espacio de reafirmación y compromiso colectivo.
Durante el acto, colectivos y organizaciones gaditanas leerán los artículos de la Declaración Universal, recordando que su vigencia es irrenunciable. La organización destaca que los valores democráticos y los derechos humanos son interdependientes, y que defenderlos es más urgente que nunca.


