Resulta que al final todos y todas somos andalucistas. ¡Y yo sin saberlo!

Andaluzas y andaluces, que no os cieguen con tanto alboroto debido a la exaltación de banderas y símbolos andalucistas

Joaquín Francisco Castillo Eslava.

Doctor de Economía por la Universidad de Cádiz

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

Ser andalucista podría obedecer a varias premisas: ceder privilegios, sea cual sea tu posición socioeconómica, para construir una sociedad más justa en tu tierra; promover la soberanía en cualquier ámbito –energética, alimentaria, financiera y tecnológica, entre otros—; fomentar una educación de calidad mediante la bajada de ratio; potenciar la Sanidad pública en gasto por habitante; corregir el cambio climático; y, en nuestro caso particular, dotar de inquietud andalucista a la población.

Una vez lanzada una lista de principios que podría abanderar, con sus matizaciones, la estela andalucista, resulta que todos los partidos políticos en Andalucía se agarran a sus símbolos y lo publicitan en sus medios audiovisuales. Aunque bien sabemos que lo hacen como una “herramienta” para la captación de votos y no como una filosofía para cumplir con los principios antes expuestos.

Observamos a un Partido Popular que en el día de su victoria con mayoría absoluta llamó la atención la gran cantidad de gente, tanto de sus votantes como de su presidente, enarbolando la bandera andaluza cuando siempre rehusaron de ella para destacar la española. Y con esa misma bandera andaluza quieren hacer proclamar el 4 de diciembre, “fecha icónica del nacionalismo de izquierda andalucista”.

En este caso, hablando de iconos es icónico que también quieran resurgir la figura de Blas Infante. En este sentido, sabemos que Blas Infante acabó en una fosa común, al igual que otros ilustres andaluces y andaluzas como Federico García Lorca. Y es, precisamente, su partido político (junto a Vox) quién más obstáculos pone a la hora de exhumar los cuerpos de los vencidos de aquella Guerra Civil para que sus familias puedan así darle el homenaje merecido. Sin embargo, mientras unos están en altares con mil ceremonias y otros, me repito, como Blas Infante, siguen en una fosa común. ¡Qué poca memoria histórica! Y vaya manera de ilustrar al padre de la matria andaluza.

El milagro económico andaluz que está logrando el actual presidente de la Junta de Andalucía, con su última receta, la sexta bajada de impuestos (patrimonial, en este caso) se aprecia claramente en qué tipo de socioeconomía quiere para Andalucía. Es decir, un territorio libre de impuestos en detrimento de los servicios públicos. Con ello, no nos quedará otra que optar por la contratación privada de esos servicios que supuestamente eran gratis, universales y matriz del derecho fundamental.

En esta línea, además de proclamar una revolución fiscal, también, anunció que paliará la soberanía energética mediante la revolución verde. Veremos quiénes serán los verdaderos beneficiarios de tal considerable revolución y es llamativo saber si, incluso, paliará los efectos del cambio climático con su transición verde hacia lo sostenible. La historia ya nos cuenta las externalidades negativas (contaminación, entre otros) que generó la antigua revolución verde. Mientras tanto estaremos atento.

Parece ser que el presidente ha mutado en un político con sensibilidad de izquierda e, incluso, podríamos decir que estamos ante el andalucista comunista Juanma MARXreno, ya que banderas y símbolos andaluzas por doquier; revolución para el pueblo; y milagro económico para las familias. No obstante, sabemos que el 4D, desgraciadamente, no es un homenaje ni para Caparrós ni para la autonomía andaluza sino que es un “utensilio” para la captación de votos; no moverá un dedo para favorecer la identificación de los huesos en las distintas fosas comunes donde se encuentran tanto Blas Infante como otros andaluces y andaluzas; su bandera es la rojigualda con honores a un rey jamás votado; la revolución será para el 1% de la población; y el milagro económico será el de siempre en mi tierra: hacer números para llegar a fin de mes.

Del PSOE no hay mucho que decir, debido a que después de casi 40 años en el poder, que lo confundieron con responsabilidad, nos dejaron una herencia de desempleo —peores datos que en la transición, según el Instituto Nacional de Estadística—; exclusión social —cerca del 40%, según la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza—; centenares de empleados públicos seleccionados a dedo —capacidad, mérito e igualdad, al traste—, segunda tierra menos competitiva del país después de Extremadura —según economistas del Consejo General—; y tramas sonrojantes de corrupción —con expresidentes en los tribunales—. De ahí, de tanto sembrar “redes clientelares”, cosecharon su “rosa andalucista”; es decir, muchas espinas y pocos pétalos, por mucho, que lo quieran maquillar, hoy, con la creación del Premio 4 de Diciembre.

Por su parte, el Partido Andalucista (PA) nació con un afán de izquierdismo andalucista que ilusionó a muchos de sus votantes pero que murió sin saber qué ideología imprimía a sus actos. Finalmente, algunos de sus integrantes más reconocidos en la actualidad se abraza con la gaviota para enarbolar el día de la bandera de Andalucía (4D) prevaleciendo un protagonismo egoísta ya que, por una lado, hace retroceder el movimiento de un andalucismo de izquierda; y, por otro lado, deja evidente la incoherencia ideológica de su antiguo partido.

Y los nuevos partidos alternativos, protagonizados por Podemos, que nacieron tras el 15M y llenaron de esperanza a la sociedad con un “sí se puede” de conquistar las instituciones políticas. Pasado el tiempo, ha quedado reflejado un centralismo, que llegado a este punto, ni convence ni satisface los intereses andaluces. Asimismo, su secretaria general sólo menciona puntualmente esta tierra como el día antes de las elecciones andaluzas para pedir el voto. Y, en este caso, han existido momentos que necesitábamos su denuncia como las ayudas industriales que recibieron Ferrol y Cartagena en detrimento de Andalucía.

Llegados a este punto, agradecer a Podemos su aparición en el tablero político, ya que dejaron un camino para hacer posible que Andalucía tenga su espacio en el Congreso de Diputados y poder de negociación en los Presupuestos Generales del Estado. Esto no significa que desaparezcan sino que complementen; esto no significa que no sumemos si no que sumemos pero con otra aritmética; es decir: ellos y ellas más nosotros y nosotras.

Por último, Adelante Andalucía parece que defiende los parámetros andalucistas que propuse en el primer párrafo. No obstante, su defensa no puede quedar, únicamente, en denunciar los “dolores” de Andalucía que es importante pero la sociedad ya los conoce; en mostrar lo que cobran los diputados y diputadas que, obvio que es relevante, pero recordemos que la gente perdona, incluso, la corrupción; y en la simple creación de un programa político, con muchos puntos generales, de gran intención pero sin mostrar viabilidad socioeconómica.

Si Blas Infante demostró algo, además de ser defensor de la matria andaluza, es que era una persona altamente preparada, ya que era notario y enarboló un sinfín de escritos, de alta calidad, relacionados con el andalucismo. De esta manera, un proyecto andaluz serio es imprescindible edificarlo junto a su viabilidad socioeconómica puesto que es la única manera de defender el legado de Blas Infante y de construir un relato ganador que inunde de andalucismo cada pueblo que habite dentro del territorio andaluz.

Ahora, el Ppresidente de la Junta de Andalucía reluce un tatuaje nuevo en su muñeca “izquierda” —la paradoja sigue su curso— donde refleja el número de escaños que consiguió las pasadas elecciones. Pues no estaría mal añadir otro dibujo corporal que señalase la tasa de desempleo andaluza, casi el 20% según nos cuenta el INE, para que recuerde, diariamente, nuestra realidad a pesar sus milagros y revoluciones.

Además, es importante, a la hora de proporcionar información a la sociedad de conectarla, si es posible, con una “fuente fiable” puesto que existen integrantes y tertulianos, en las distintas cadenas de televisión, afín a su partido, que no lo consideran primordial.

En este caso, tenemos un ejemplo, entre otros muchos, del antiguo ministro Margallo donde señala que la nueva “ley trans” permitirá que si una persona comete una agresión machista con cambiar de sexo puede evitar la condena. Sabemos que no es así ya que el acto violento, según escribe la ley, procede desde el día de la acción. Por tanto, lo que señala es totalmente falso y no sólo no pide perdón sino que no se rectifica.

Andaluzas y andaluces, que no os cieguen con tanto alboroto debido a la exaltación de banderas y símbolos andalucistas. El andalucismo sólo tiene un camino, la izquierda, y un cometido: lograr la soberanía socioeconómica que permita la generación de oportunidades para todas y todos.

De lo contrario, se nos vislumbra un horizonte lleno de logotipos donde cuando vayamos al médico en su bata expondrá la publicidad “visita Qatar” y veremos en los carteles de las entidades financieras: “Bachillerato + sesión de quimioterapia: Euríbor + 0.5%”. Es decir, la cobertura pública conseguida hasta el momento se verá sustituida por privatizaciones suscitando desigualdad, analfabetización y precariedad en todos los aspectos socioeconómicos.

De esta manera, por mucho que Juanma se vista de seda verdiblanca…

Por la revolución de los desiguales…

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