La repandemia

De momento no faltan los rollos de papel higiénico en las estanterías, ni la harina o la levadura, pero cada vez saludo a menos personas por la calle

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Usuarios de MANU GARCÍA

La izquierda gana las elecciones en Chile, ganó antes las calles, y ganó el derecho a un proceso constituyente para una constitución que entierre, presumiblemente, la larga y terrible dictadura de Pinochet. Hay 251 presuntos curas presuntos abusadores, en España; si vemos lo de Francia, ¿cuántos ceros hay que ponerle a España? La luz sigue subiendo como si la cosa no tuviera solución, esto es lo malo.

Es una suerte que haya dos cafés con un toldo contra el sol en tiempos de ómicron; una suerte cuando llueve. Otro café tiene tres sombrillas, pero si llueve de verdad termina un mojándose. Justo antes de la repandemia de ómicron se empezaba a abrir el interior de muchos lugares; los cines, después de los teatros. Ya todos entramos lo mínimo aunque tengamos todo en regla. En los bancos de la Audiencia, donde con la pandemia se sentaba tanta gente, con la la repandemia casi no se sienta nadie. Desde luego por la lluvia, pero también sin ella. Hay un casi lockdown de hecho. A pesar del frío, que en realidad llegará a partir de enero, nos sentamos en la calle, en las terrazas con toldo, que son dos en mis costumbres. Desde hace unas semanas, cuando la cuarta ola se tomó en serio y se tomaron medidas mucho más restrictivas contra la falsa normalidad, he dejado de ver a muchos amigos y conocidos. Se tiene la sensación de que a mucha gente se la haya tragado la tierra. No, no están en el hospital, están en sus casas.

De momento no faltan los rollos de papel higiénico en las estanterías, ni la harina o la levadura, pero cada vez saludo a menos personas por la calle. Tampoco se ven aquellas romerías de paseantes de cuando el segundo lockdown. Mucha gente se ha retirado de la circulación para estar seguros de poder celebrar la Navidad en familia. Muchas personas se han retirado simplemente por la repandemia de ómicron. Reino Unido se atreve a establecer nuevas restricciones y ha declarado el Estado de alarma. Los gobiernos de España, o de Alemania, se reúnen este martes y miércoles para tomar medias, aunque anuncian que no habrá restricciones en Navidad. La situación volverá a ser que durante las fiestas no habrá datos fiables de pandemia y cuando hayan pasado nos enfrentaremos a un verdadero shock de nuevas infecciones por la actualización de los datos. Países Bajos, con una alta vacunación, ha establecido un estricto lockdown: todas las tiendas, excepto farmacias o alimentación, permanecerán cerradas durante las navidades.

La situación actual de repandemia es dramática y durante dos años todas las medidas han contribuido a que no desarrollemos una cultura de pandemia sino una cultura de negación de la pandemia. Me explico. Constantemente las medidas han sido provisionales por la consideración de que se vencería a la pandemia en muy poco tiempo, que la pandemia era una situación para poco tiempo. No se quiso aprender que cada vez que se relajaban las medidas de seguridad higiénica, por la obsesión de regresar a una presunta normalidad, la pandemia regresaba con mayor ímpetu. Ocurrió con la variante delta; está ocurriendo con ómicron.

Quizá, además de actualizar las vacunas, sea imprescindible cambiar nuestra forma de pensar la vida y la economía. Nuestra forma de pensar sirve para el mundo viejo previo a la pandemia, pero ya estamos viviendo en un mundo nuevo, y en parte desconocido, de pandemia y repandemias. Establecer una posible vacunación universal es fundamental. Queda cada día más claro, sin embargo, que nuestros modos de vivir no aguantan con este virus; que el virus es más rápido que nuestra tecnología farmacéutica, a pesar de su velocidad. Si, además, atendemos a los científicos y sus advertencias de una nueva pandemia de nuevas bacterias y la falta de antibióticos adecuados para ellas; si comprendemos, gracias a esta pandemia, que ya vivíamos en una pandemia de falta de salud mental, por ejemplo, lo evidente es que durante estos últimos dos años hemos estado luchando por volver al pasado y hemos trabajado muy poco para organizarnos un futuro habitable.

Ómicron nos va a obligar a un nuevo lockdown, según parece. La pregunta es si volveremos al juego del ratón y el gato, y cuando el número de incidencia de la repandemia baje se vuelva otra vez a ese deseo de normalidad enfermiza, para que la incidencia vuelva a subir, y así hasta que llegue una solución mágica, que si es mágica no llegará, o debemos aprender a vivir en la realidad en lugar de negarla. Esto es, aprender a vivir de otra manera distinta a como hasta ahora. Claro, para poder aprender a vivir de otro modo tenemos que empezar a hablar de ello.

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