Reloj, no marques las horas

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De todas las propuestas que hasta el momento he oído de los candidatos al 20D, la que más me ha llamado la atención ha sido la de Albert Rivera. El adonis de Ciudadanos, partido con serias aspiraciones a gobernar, quiere que España se coordine con el meridiano de Greenwich –Portugal e Inglaterra– y atrase una hora sus relojes, que es como estaban antes de que al sátrapa Franco se le ocurriera alinearse con la Alemania de su homólogo Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Como no podía ser de otra manera, esta medida se anuncia el 20N, que es justo un mes antes de las elecciones –si no retrasamos el calendario también– y cuarenta años después de la muerte del dictador.

Quizá quiera hacernos olvidar Rivera la eterna discordia de las dos Españas que el otro día tanto enfadó a Bertín Osborne, a la sazón líder de audiencias, en el programa de Gemma Nierga. Así, dando marcha atrás al reloj, a lo mejor conseguimos centrarnos en el presente y dejar de andar a vueltas con el pasado, que según los médicos especialistas en los shocks postraumáticos es algo que no ayuda mucho. Aunque supongo que aquí deben de ser los historiadores y los políticos quienes hablen, que para eso les pagan.

La catedrática de la escuela de negocios IESE, Nuria Chinchilla, defiende la medida porque el horario actual tiene efectos negativos en la productividad de los trabajadores y altera las costumbres, propiciando por ejemplo que toda Europa se escandalice con nuestras rutinas gastronómicas, hasta tal punto que cuando una estrella de Hollywood viene a España suela repetir como un mantra aquello de que “en Madrid –que para ellos es España– se cena más tarde de las diez, hay mujeres bonitas y brilla el sol”. Ésa es más o menos la definición oficial.

En cualquier caso, no paro de preguntarme si atrasar una hora los relojes nos ayudará a salir de la crisis o si cambiar los nombres a las calles con nomenclaturas franquistas nos hará olvidar el pasado. Que se lo pregunten a los miles de jóvenes universitarios que están sin empleo en España. Me voy a mojar: creo que hay mucha demagogia.