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España ha evitado la imposición de una multa por parte de la Unión Europea por el incumplimiento del objetivo de déficit público.

Como ya sabrán, España ha evitado la imposición de una multa por parte de la Unión Europea por el incumplimiento del objetivo de déficit público. Ha sido in extremis, cuando parecía que habría una multa mínima. De esta manera, Rajoy ha recibido el espaldarazo de Bruselas a las políticas de recortes de estos últimos años y ha evitado la humillación de ser el primer país de la UE al que se le impusiera ese castigo.

No obstante, el gobierno de Rajoy ha tenido que ofrecer garantías de que va a cumplir con dicho déficit y ha anunciado medidas, entre las que destaca una subida de los tipos de la retención a cuenta del Impuesto de Sociedades. Pero sin duda, lo peor está por venir, pues dejar el déficit público en el 3,1% como quiere la UE va a suponer un ajuste de 10.000 millones de euros, como el efectuado en 2012 sobre el sistema sanitario y el educativo.

No deja de ser curioso que una semana antes, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), el organismo público evaluador del ciclo presupuestario y del endeudamiento público, señalara que la marcha de las cuentas públicas estaba empeorando drásticamente. Según este organismo, las causas hay que buscarlas en el desfase de la Seguridad Social y en la rebaja de impuestos, IRPF y Sociedades, decretada por el gobierno de Rajoy.

Es este último aspecto el que quisiera destacar, la rebaja de impuestos. Mantra repetido por la derecha política, pero no exclusivo de la misma, sostiene que una reducción de los tipos impositivos elevaría los ingresos fiscales. Esto no es ni más ni menos que el efecto Laffer, llamado así por el economista que lo popularizó. Y digo popularizó porque ya había sido enunciado por el polifacético Ibn Jaldún, musulmán de origen andalusí, cinco siglos atrás. La representación gráfica de este efecto es la llamada curva de Laffer. En esencia, lo que Arthur Laffer sostiene es que, si se ha sobrepasado un punto óptimo en dicha curva de la presión fiscal, la rebaja de ésta, lejos de disminuir los ingresos fiscales del Estado, los incrementa.

El caso es que no existe ningún episodio en el que esto se haya producido con claridad. La reducción de impuestos aplicada durante la presidencia de Ronald Reagan se saldó con un alto déficit fiscal. Algunos estudiosos realizaron cálculos con distintos modelos matemáticos que situaban el punto óptimo entre el 15% y el 79%. Probablemente, la forma ideal de la curva sea un producto de la imaginación de Laffer y no tenga nada que ver con la realidad, siendo en la práctica imposible demostrar una relación causa-efecto. Con suma frecuencia, cualquier resultado es producto de múltiples factores difícilmente ponderables.

Como quiera que sea, los dirigentes del Partido Popular nunca han desaprovechado la ocasión de intentar aplicar rebajas de impuestos (siempre directos, nunca indirectos como el IVA), con la ilusión de aumentar la recaudación fiscal. Lo hicieron en 2015, con un resultado desastroso para las cuentas públicas, y lo hicieron en el período 2000-2004 con Aznar. Los ingresos fiscales aumentaron en ese tiempo, pero también es cierto que fue un tiempo de bonanza de la economía española, con el viento de cola de la coyuntura internacional, en el que se estaba sentando las bases de la burbuja inmobiliaria. Ya saben lo que vino después, para que lo vamos a recordar. Tan solo una última cosa, comprensible por otra parte: Laffer y Aznar se admiran mutuamente. Al menos en público.

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