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Carta dirigida a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, firmada por Cristóbal Orellana.

Los actos, tan extraordinariamente vigilados por la policía para evitar amenazas terroristas, en fervor del patrón que una parte de la iglesia católica ha interpretado siempre como matamoros, acaban de pasar por la tele barriendo todos los males y preocupaciones del país. Pero, aparte del veraniego Santiago y cierra España, yo me acuerdo de un antiguo vídeo de Cantinflas que, en su humorada, denuncia ante sus oyentes altos dignatarios, al final del vídeo, que aquel Jesús carpintero que vivió en Galilea no dijo "armaos los unos contra los otros" sino "amaos los unos a los otros". Y aunque el discurso de Su Excelencia Cantinflas era un poco meloso y dulzón, no dejaba de poner el dedo en la llaga de la pala y la sepultura que acogerán los cuerpos de esta doliente humanidad del siglo XXI: la estupidez y el miedo sembrados por los poderosos en nuestros corazones.

Al ver el vídeo de nuevo me he acordado de lo mucho que hace Susana Díaz, presidenta de la Junta, por mantener la militarización de Andalucía en su más alto nivel histórico y cómo, encima, pretende vendernos eso como una "solución a nuestra seguridad y empleo para nuestra gente". La prensa crítica, mientras tanto, brama enloquecida: “El negocio de la guerra hace a Europa responsable de la crisis de los refugiados. Un exhaustivo informe del Centro Delàs para la Paz muestra cómo un tercio las exportaciones de armas de Estados de la UE han ido destinadas a países en conflicto permanente los últimos doce años. En 30 de estos países, la situación de inseguridad se mantiene o ha ido a peor, entre ellos, Yemen y Siria”. Y añade sin más contemplaciones: “El estudio, coordinado por Jordi Calvo, afirma que los Estados de la Unión Europea han exportado armamento y material de defensa por valor de 37.000 millones de euros entre 2003 y 2014 a 63 países en situación de conflicto armado o tensión. Una venta que, en la mayoría de los casos no ha contribuido a mejorar la seguridad de esos países y en otros muchos, la ha empeorado, llevando a lo que tuvimos a bien definir en 2015 como crisis de los refugiados. Europa vendió 37.000 millones de euros en armamento entre 2003 y 2014 a 63 países en situación de conflicto o tensión”.

En fin, mientras la Junta de Andalucía se dedica a apoyar a Airbus Military y Navantia, mientras pasa por alto el peligro de las bases nucleares de Rota, Morón y Gibraltar, yo empleo mi tiempo en escribir esta carta a la perdedora de las elecciones internas del PSOE:

Carta abierta a Susana Díaz sobre militarización de Andalucía y Cultura de Paz

Me dispongo a escribirle una breve y sencilla carta a usted como presidenta de la Junta de Andalucía, aunque no tengo esperanza ni de que la lea ni, mucho menos, de que preste alguna atención sincera a lo que voy a decirle y pedirle para el caso de que sí la lea. Probablemente, tampoco los llamados medios de comunicación publiquen esta carta antisistema. En fin, el objeto de esta misiva es expresarle la gravedad de la situación que padecemos los andaluces y andaluzas en materia de militarización —¿recuerda Cádiz 1947, Palomares 1966 o Tireless 2000?—, así como exponerle la urgente necesidad de que dinamice usted desde nuestra comunidad autónoma, cosa que no ha hecho hasta ahora, una política de paz y cooperación internacional más proactiva y mucho mejor dotada económicamente.

Naturalmente, ya no me sorprende mucho verla en los telediarios de Canal Sur junto a los grandes aviones de guerra que se fabrican en la planta de San Pablo, los A400M. Ni tampoco me sorprendió ver a su compañero Manuel Chaves, hace pocos años, predicando la inocencia y necesidad de tener en Rota el escudo antimisiles norteamericano. Ni fomentando usted la industria de drones militares en Andalucía a través de acuerdos con el INTA en Huelva. No me sorprende ya verla promover ferias internacionales de armamento en el palacio de ferias y exposiciones de Sevilla, cada dos años, a través de su agencia Extenda. Claramente, usted va en la línea de favorecer las industrias militares en Andalucía y dar carta blanca a las bases de Rota, Morón y Gibraltar, importándole la contaminación radiactiva de Palomares bastante poco o nada.

Su historial en favor de las guerras es no ya amplio, sino sobrecogedor. En esto no parece andaluza, no se parece en nada a nuestro carácter histórico de diálogo, esperanza, alegría, apertura al mundo y solidaridad. Usted se ha dejado subyugar, sujetando de paso al pueblo andaluz a riesgos muy graves, por el militarismo más bronco, agresivo y despilfarrador que se haya visto en esta tierra desde hace siglos. Creo que el mensaje principal del himno de Andalucía, ese de que tras siglos de guerra venimos a ser tierra de paz (el color blanco de nuestra bandera) y de esperanza (el color verde), le da completamente igual, creo que no lo comprende, e intuyo que le parece poesía barata.

Tengo que recordarle, también de modo sucinto, lo que dice el Estatuto de Andalucía, al hablar de objetivos básicos de esta comunidad autónoma, sobre Paz y Cooperación en el artículo 10.3: “El fomento de la cultura de la paz y el diálogo entre los pueblos” y “La cooperación internacional con el objetivo de contribuir al desarrollo solidario de los pueblos”. Pero usted tampoco es que preste demasiado caso a estas palabras del Estatuto de Andalucía.

Por otra parte, llama mucho la atención cómo ha convertido la educación para la paz más en una mera técnica de apaciguamiento de los brotes de violencia que a veces se dan en los centros educativos andaluces por motivos diversos, que en una verdadera opción ética y cultural que enseñe a los jóvenes a construir un mundo realmente más justo y solidario, un mundo donde no quepan bases nucleares como las que usted protege y horribles fábricas de armamento en territorio de Andalucía como las que usted defiende con tanta vehemencia. Es obvio que su concepto de la “educación para la paz” no es que sea inútil o incoherente, sino que es un verdadero peligro para Andalucía.

Esta carta, ya ve su tono y contenidos, no puede más que reflejar de fondo mi profundo desasosiego por sus medidas políticas tan descaradamente belicistas. Aunque, es cierto, siendo yo una persona que propone el diálogo y la noviolencia, no debería quizás haberla descalificado desde el principio del escrito y no debería sino cuidar más mis palabras para evitar una reacción negativa por su parte y recrecerse en su ya ampliamente demostrado historial militarista. Confieso que a finales de julio el calor me puede.

Debo terminar ya, porque le prometí al principio brevedad y sencillez. Y me gustaría hacerlo, en primer lugar, con un texto de Blas Infante que usted misma utilizó públicamente para darle la bienvenida al año 2017: "Cuando todos los andaluces conozcan su verdadera historia y esencia, será cuando logremos llegar a obtener el poder necesario para exigir el respeto a nuestra personalidad, tan diferente de aquella que tratan de imponernos"… aunque usted hace muy poco o nada para que los criterios de la OTAN no se nos impongan con tanta violencia. Y en segundo lugar con un texto de María Zambrano con el que saludó el año nuevo de 2016: "La paz es mucho más que una toma de postura: es una auténtica revolución, un modo de vivir, un modo de habitar el planeta, un modo de ser persona". Sí, ojalá, aunque lo dudo mucho, tenga en cuenta de algún modo estas dos bellas frases que, al parecer, curiosamente, le llaman la atención.

Muy pronto, el 6 y 9 de agosto, tendrán lugar los actos que rememoran el infinito dolor que los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki causaron sobre las personas que allí vivían y, sin duda, sobre el resto de la humanidad, ya que aquellos bombardeos sobre civiles inocentes constituyen un acto genocida contra toda la humanidad y un temible aviso de lo que pueden llegar a generar las políticas bélicas que usted promueve, financia y justifica. Entonces, quizás usted lance algún mensaje esperanzador que permita entrever a los andaluces y andaluzas que de algún modo —aunque no sé en este momento de qué mod—- está en contra de las guerras.

La brutal militarización de la provincia de Cádiz

En Jerez varias organizaciones firmaron hace poco un manifiesto público denunciando concretamente las operaciones especulativas de Defensa en la provincia de Cádiz, al mismo tiempo que la militarización de muchos sus pueblos, ciudades y costa. Ahora Ganemos Jerez, con representación en la Diputación de Cádiz, se ha hecho buen eco de esa iniciativa ciudadana antimilitarista y ha denunciado, con la claridad y la energía que el caso requiere, el muy antisocial comportamiento que tiene Defensa en nuestra provincia.

Sin embargo, en el mismo pleno de Diputación del 19 de julio, Ganemos Jerez, junto al PSOE y el Grupo Provincial Andalucista, ha presentado también otra propuesta sobre la problemática militar en Barbate y la promoción económica de este pueblo que no coincide con los planteamientos que sí se pide que se apliquen a Jerez, a saber, devolución de las instalaciones militares a manos civiles. Es decir, Ganemos Jerez, PSOE y andalucistas no piden —como sí piden las organizaciones pacifistas de Andalucía– el desmantelamiento del campo de tiro naval de la Sierra del Retín.

A pesar de esta llamativa discordancia de criterios a aplicar en unas y otras poblaciones que padecen los mismos problemas es de agradecer que este grupo político, Ganemos Jerez, haya llevado hasta el pleno de la Diputación de Cádiz esta cuestión tan olvidada por el resto de los partidos, dándole al problema de las graves servidumbres militares que padecemos, no hay más que recordar el caso de Rota, la importancia política que de hecho tiene.

Firmado: Cristóbal Orellana.

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