Leo Messi y Neymar, dos artistas del balón.
Leo Messi y Neymar, dos artistas del balón.

El fútbol está en un momento donde destacan mucho más los jugadores físicos que los regateadores o artistas de la pelota. Imagino que va por modas. Antes podías acudir a un campo de fútbol y ver ese tipo de jugador que te hacía levantarte del asiento, aplaudirle, sacar los pañuelos… y no tenía ni que ser de tu propio equipo. Simplemente con varias actuaciones de estos “jugones” compensaba pagar una entrada por muy cara que fuera. Era otro fútbol, otra filosofía, diferente a lo que tenemos actualmente.

Con la decadencia de Messi, Cristiano y Neymar, los añorados Romario o Ronaldinho, en el fútbol actual, parece que tan solo Vinicius y Mbappé siguen la estirpe de aquellos gambeteadores que tanto nos hacían disfrutar viendo un partido de fútbol. Ahora, y no es algo nuevo, se vuelve a debatir sobre la protección que deben de tener este tipo de futbolistas sobre el terreno de juego. 

En un fútbol anodino, aburrido y con pocas atracciones para tenerte dos horas delante de un televisor, estos jugadores en peligro de extinción deberían tener un reglamento diferente. No puede ser que los poquitos que pueden hacer disfrutar a los aficionados, acaben cada partido siendo cuestionados sobre si sus acciones son provocativas o para ridiculizar a los rivales. Acaban cada encuentro con miles de patadas y con moretones en sitios que ni siquiera sabíamos que existían. ¿De verdad queremos que dejen de existir estos jugadores?

Valoremos a los futbolistas distintos, a los que nos entretienen, a los que nos hacen vibrar en nuestros sofás o en cada estadio. El fútbol físico, el defensivo, el del tiki-taka, el del autobús atrás, todos tienen cabida. Protejamos a los artistas, quedan poquitos y no tiene pinta de que estén por reproducirse en los próximos años.

 

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