felix_millet_jordi_montull.jpg
felix_millet_jordi_montull.jpg

Debe ser que la corrupción va por barrios aunque en algunos parece que se ha quedado a vivir para siempre. 

No hablamos hoy de ese magnífico festival que en dos semanas y media hará las delicias de los amantes de la música en el Circuito de Jerez. Tomamos prestado su nombre para hablar de otras músicas, como la que se escuchaba en el Palau o en el Auditorio de Puerto Lumbreras, y que ahora suenan en los tribunales de justicia como si de la Primavera de Vivaldi se tratara. Música que suena a financiación ilegal de partidos, a bolsillos hambrientos y paraísos fiscales.

Debe ser que la corrupción va por barrios aunque en algunos parece que se ha quedado a vivir para siempre. Cuando Maragall lanzó su profecía del tres por ciento todos intuíamos que más temprano que tarde la verdad se abriría camino para confirmar las verdades del barquero del por entonces President.

Años más tarde, una historia de amor acabada de mala manera sería la espoleta que haría explotar uno de los mayores escándalos de corrupción de la política catalana, el caso Pujol. Un restaurante con nombre de región francesa saltaría a la fama por ser el lugar donde una mujer, animada por un jefe de gabinete de una presidencia de un Gobierno, contaba a otra mujer historias mil sobre dineros en paraísos fiscales que procedían de comisiones en la adjudicación de obras públicas en Cataluña. Todo ello mientras comían y eran grabadas por una agencia de detectives cuyo método escapaba a la legalidad.

Esa conversación fue el principio. El final, por ahora, es un pendrive que en estos días pasados se ha volcado en los ordenadores de la Audiencia Nacional y que ha puesto en tela de juicio la legalidad del proceder de la antigua cúpula policial, la que funcionó como policía política bajo el mandato del ministro Fernández Díaz. Y entre aquel principio y este final momentáneo, toda una vida política de enriquecimiento personal alimentado por el famoso tres por ciento que el magistrado De la Mata de la Audiencia Nacional ha convertido en materia de instrucción de su juzgado y que crece exponencialmente conforme avanza la investigación judicial.

Pero la vida se encarece y estos días hemos conocido que hubo un momento en que del tres se pasó al cuatro, o al menos eso es lo que ha declarado uno de los principales acusados en el Caso Palau, el señor Montull. Al parecer, el partido político que dominaba de manera bastante hegemónica las altas instancias de la política catalana decidió en un momento dado subir el porcentaje de las comisiones por la adjudicación de obra pública.

En el Palau sus dos máximos dirigentes afinaban los instrumentos para que la sinfonía nacionalista sonara a música celestial y de camino ellos mismos vieran recompensados su melomanía económica. Ahora, a la vista de su más que probable condena, ambos Millet y Montull, han decidido convertirse en un dueto de tenores y han empezado a cantar su propio repertorio en el banquillo de los acusados con la mirada puesta en el tesorero.

Si la primavera catalana se presenta trompetera no menos movido empieza a estar el escenario madrileño donde Esperanza Aguirre está a punto de convertirse en la Monserrat Caballé de la opereta madrileña. Empieza a acabársele el repertorio de excusas y pretextos exculpatorios hasta el punto de que preguntada por su fiel escudero, el gerente del PP madrileño Beltrán Gutiérrez, ha contestado aquello de “y a él lo encontré en la calle”. Algo huele a podrido en el PP madrileño y en las adjudicaciones de obra pública de la Comunidad, y todo ello a las puertas del Congreso Regional del propio partido.

El pendrive de Beltrán lleva el mismo camino del caso Pujol, convertirse en prueba esclarecedora de la mano del Juez Velasco de un presunto caso de financiación ilegal del Partido Popular.

Y es que, como cantan en su Primavera Trompetera Los Delinquentes: la primavera ya llegó…

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído