Por una Andalucía a color

Es momento de consolidar una identidad que nos salve como pueblo. Es el momento de rescatar la sabiduría de lo viejo para construir algo nuevo.

Manifestación por la autonomía andaluza el 4 de diciembre de 1977. 'Sin animo de ofender', de M. J. Garnica.
Manifestación por la autonomía andaluza el 4 de diciembre de 1977. 'Sin animo de ofender', de M. J. Garnica.

Los resultados que arrojaron las urnas el pasado 10 de noviembre en Andalucía, reafirman el repunte de la extrema derecha nacional españolista en nuestra tierra. La opción nostálgica del franquismo español ya es tercera fuerza política en un pueblo que sufrió el terror de la dictadura con una crudeza inenarrable. Hoy, cuarenta años después, tres millones y medio de votantes, consideran a los descendientes directos de aquellos verdugos una opción política plausible. Casi nada.

No obstante, y a pesar del dolor que sin duda muchas andaluzas sentimos ante este hecho, el primer impacto no debe nublarnos la razón por mucho que nos duela ver a nuestra tierra convertida en refugio de quienes criminalizan y apuntan a los niños inmigrantes, niegan la violencia machista, o quieren dilapidar el estatuto de autonomía y las instituciones andaluzas para volver a los gobiernos civiles. Eso forma parte del esperpento de la extrema derecha, una deformación grotesta de lo civilizatorio.

Con esa imagen de guerreros del antifaz anti stablishment, la gente se olvida de que son cómplices de las políticas económicas que colapsan nuestra sanidad y educación públicas; de que comparten las reformas del mercado laboral que precarizan a nuestros jóvenes y condenan a nuestras hijas a la emigración, las mismas políticas que niegan el cambio climático. Debe haber una casuística que explique este hecho. Si están aquí no es por el santo grial de la reconquista, es por la Andalucía del 135 de PP y PSOE, por el 155 de PP, PSOE y ese animal extinto que es Ciudadanos, por la Andalucía de los ERE, de los desahucios sin alternativa a vivienda pública, de los casi 100 trabajadores muertos en sus puestos de trabajo en lo que va de año, de la Andalucía rural que se queda sola que ve partir a nuestra juventud en trenes de segunda hacia el norte, como siempre fue.

Si los Espinosa de los Monteros, los Ortega Smith (bisnieto uno del embajador español fascista en la Alemania nazi, y predilecto sobrino el otro del director ejecutivo de la Fundación Francisco Franco respectivamente), representan una mínima esperanza para alguien, es porque las políticas noeoliberales de la derecha y el socialiberalismo del PSOE no han resuelto los gravísimos problemas de nuestra gente. De aquellos polvos, estos lodos.

El esperpento de la extrema derecha no es sino una viga donde se sostiene la arquitectura que defiende los intereses de los poderes económicos y financieros que no conocen fronteras ni tienen patria, porque su única patria es la tasa de ganancia: capitalismo.

Donde las identidades culturales son más profundas y definidas, la extrema derecha tiene serias dificultades para convencer. Donde haya un pueblo dispuesto a hacerse escuchar en esto que se llama Estado de las Autonomías, todavía quedará la esperanza. Fuimos un pueblo orgulloso un 4 de diciembre, de eso hace mucho tiempo. Nubes negras se ciernen sobre las libertades y el progreso de nuestra tierra. No es solo la extrema derecha, es el desmantelamiento de lo público orquestada por el PP y Cs. No es solo la extrema derecha es la cobardía de un PSOE corrompido hasta el tuétano en Andalucía donde la derechona medra dándole lecciones de ética, sí, de ética, los de la Gürtel, la Púnica, los Lezo… un “contradió” como se dice en nuestra tierra.

Es momento de consolidar una identidad que nos salve como pueblo. Es el momento de rescatar la sabiduría de lo viejo para construir algo nuevo. Juntémonos en la atalaya blanca y verde, donde somos más, para salvar a Andalucía de esa sombra que nos acecha y que nos hiela el corazón en cada decisión que nos quita lo que tanto peleamos: nuestra escuela, nuestro hospital, nuestra vejez digna, el pan de nuestros hijos y nuestras hijas. Que el 4D tal como hace 42 años sea esta vez la milenaria Qúrtuba testigo de la lucha antifascista y el inicio de un nuevo tiempo para Andalucía ¡Viva Andalucía Libre!

Artículo de opinión de Ángela Aguilera, portavoz adjunta del grupo parlamentario de Adelante Andalucía

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído