Podrías ser tú

Artículo de Juan Francisco Villar Caño, activista del equipo de Medios de Comunicación de Amnistía Internacional Andalucía

Micaela Alcántara Torres junto a su hija. RTVE
Micaela Alcántara Torres junto a su hija. RTVE

Imagina que vas a un hospital a dar a luz a tu segundo hijo. Imagina que tu hijo nace y lo tienes contigo durante 4 días en el hospital. Imagina que te dicen que tu hijo tiene labio leporino pero que es un problema menor que se solucionará con una operación sin importancia. Imagina que después te dicen que el problema no es tan sencillo y que tu hijo no puede tragar. Imagina que al poco te dicen que van a bautizar a tu hijo por ser un niño enfermo. Imagina que una enfermera se lleva a tu hijo de vez en cuando para que lo examine el médico. Imagina que al cuarto día se lo lleva la enfermera pero no lo vuelves a ver. Imagina que te dicen que tu hijo ha muerto pero no te enseñan su cadáver por más que lo pidas porque, según dicen, había que enterrarlo inmediatamente.

Imagina que 47 años más tarde tu hija y tú os dirigís al hospital para solicitar documentación clínica. Imagina que descubres que, al parecer, en el hospital no consta que diste a luz allí, a pesar de que sí está la de tu primer parto, ocurrido un año antes. Imagina que todo lo que puedes conseguir es informes que indican que sí estuviste ingresada, pero sólo un día, y que no consta que dieras a luz.

Ahora piensa en cómo te sentirías.

Así mismo se sintió la madre de Micaela Alcántara Torres cuando en el año 2011 fue a buscar al hospital información clínica sobre el hijo al que dio a luz en 1964 y que ¿murió? Cuatro días más tarde.

¿Te imaginas no saber si aquel hijo que ahora tendría 56 años está vivo o muerto? ¿Te imaginas no saber ni siquiera si ese hijo, en caso de seguir vivo, se habrá preguntado alguna vez si los que cree sus padres lo son realmente? ¿Te imaginas el dolor tan tremendo para esa madre que 47 años después descubre que ese hijo que parió con tanto dolor nunca ha existido? ¿Te imaginas el sufrimiento de esa hija que ve sufrir a su madre por un hijo perdido, la sensación de vacío ante ese hermano perdido sin saber cómo?

Imagina ahora cómo se sintieron Micaela y su madre cuando, después de denunciarlo todo en ese 2011, el Juzgado de Instrucción nº 8 de Málaga consideró que esos hechos habían prescrito. Imagina cómo se sintieron cuando en julio de 2012 la Audiencia Provincial de Málaga ratificó la resolución del Juzgado de Instrucción nº 8 de Málaga, y resolvió que no procedía llevar a cabo ninguna de las diligencias de investigación solicitadas por Micaela en su recurso.

Imagina también la impotencia que sintieron cuando en febrero de 2013 el Tribunal Constitucional decidió no admitir a trámite el recurso de amparo presentado por Micaela. Sobre todo cuando leyeron en la resolución del  Tribunal Constitucional que el caso carecía de “especial trascendencia constitucional” y que por tanto no podía examinar la proyección que sobre este derecho había tenido “la decisión de cierre anticipado de la investigación penal de unos hechos que, por su naturaleza, han tenido una notable resonancia mediática, además de haber podido causar un grave quebranto a los perjudicados”.

¿Cómo te sentirías tú ante un caso tan flagrante de violación de derechos humanos? ¿Cómo te sentirías ante tremenda injusticia, ante un tan claro caso de tortura, ante esta desaparición forzada? ¿Cómo te sentirías cuando compruebas que se han vulnerado tu derecho a la protección de la vida privada y familiar? ¿Cómo te sentirías sabiendo que se ha vulnerado el derecho de tu hijo, si aún vive, a su propia identidad y a conocer su origen biológico? ¿Cómo te sentirías ante esta inacción del estado que debería protegerte y que te dice que tu dolor carece de “especial trascendencia constitucional”?

Micaela decidió llevar el caso de su familia al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en agosto de 2013. Pero casi dos años después, en junio de 2015, el Tribunal le comunicó que no admitía a trámite su demanda, señalando escuetamente que no cumplía con los requisitos de admisibilidad previstos en el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Ahora piensa que Micaela podrías ser tú, o tu hija, o la madre que buscas porque sospechas que los padres que conoces desde que naciste en 1964 pueden no ser tus padres.

Sí. Podrías ser tú. Da igual que seas anciano o que apenas hayas acabado tus estudios. Porque desde 1939 hasta 1993 se han estado produciendo robos de bebés de estas características en España. En un principio fue una sustracción legalizada de hijos de mujeres presas, de hijos de mujeres no afectas al régimen. Más tarde fueron hijos de jóvenes “descarriadas”, mujeres pobres, “inmorales” y solteras que habían quedado embarazadas y a las que se robaba a sus hijos para entregarlos a familias que no podían tener los suyos propios. Y acabado el franquismo continuó el negocio del robo de bebés de madres solteras, jóvenes, con pocos recursos o de familias numerosas o partos múltiples en los que uno de los hijos no “sobrevivió”. Continuó así hasta bien entrados los años 90.

Estos robos se produjeron en todo el país, también en Andalucía. De hecho, Andalucía es la comunidad autónoma con más casos de bebés robados. Según el Servicio de Información del Ministerio de Justicia, desde 2013, hasta 2020, se han abierto 105 expedientes por niños robados en Andalucía. De ellos, 55 en Cádiz, 17 en Granada, 9 en Sevilla, 8 en Huelva, 6 en Málaga, 5 en Córdoba, 4 en Jaén y 1 en Almería.

Pero estos 108 casos son sólo la punta de un iceberg que nunca saldrá a la superficie porque serán miles las mujeres que han callado toda su vida, sufriendo por el bebé perdido, que seguirán callando para seguir ocultando su vergüenza. Serán miles los padres muertos que nunca confesaron a sus hijos que no eran sus hijos, sino que los compraron como quien compra un juguete. Serán miles los hijos que nunca han sospechado, y quizás nunca sospecharán, que los que creen sus padres son sus compradores, y que sus madres biológicas los buscan o lloran desconsoladamente su muerte.

No existen datos oficiales pero según la Audiencia Nacional, entre 1937 y 1950 se propició una desaparición "legalizada" de menores de edad con pérdida de su identidad. El número es indeterminado, pero se barajan algunas cifras de hijos e hijas de presas tutelados por el Estado o repatriados tras finalizar la Guerra Civil que no siempre estuvo claro fueran devueltos a sus familias. Se habla de 30.960 niños y niñas, hijos de presas, tutelados por el Estado entre 1944-1954 y de 20.266 menores repatriados tras la Guerra Civil en 1949, según datos del Servicio Exterior de la Falange.

¿Lo has pensado alguna vez? ¿Has pensado alguna vez que podrías ser tú, que tú podrías ser uno de ellos?

El pasado 16 de marzo Amnistía Internacional presentó su informe Tiempo de verdad y de justicia. Vulneraciones de derechos humanos en los casos de “bebés robados”

El próximo 22 de abril, de 18.30 a 19.30, Amnistía Internacional Andalucía hará una presentación del informe en la que contaremos con la presencia de Daniel Canales (@Dani_Zoli), investigador de Amnistía Internacional responsable de la investigación sobre Bebés Robados, y de Carmen Lorente Oliva, presidenta de la asociación Sevilla Bebés Robados (@asocbrsevilla). Actuará como moderadora Tania Paiva, coordinadora del Equipo de MMCC de AI Andalucía. Se trata de un evento online al que se puede asistir previa inscripción en https://tinyurl.com/yj4zrjsp

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