Aprovecha el periodo estival para dejarte llevar. Para sugerirte placeres envolventes, de esos que te aceleran el alma y amortiguan las constantes vitales que has martirizado a base de estrés el resto del año. Hoy, querido lector, te sugiero contactar con la música.
Aprovechando los conciertos y giras que durante estos días se multiplican por nuestra provincia, arrimate a ella y de forma especial a aquella que late en tu subconsciente modificando tu estado de ánimo. Al margen de perogrulladas más o menos estériles, están demostrados científicamente los efectos beneficiosos que la música procura a nuestro organismo y de forma más concreta a nuestro cerebro. Llámese terapia de medicina alternativa o musicoterapia, lo cierto es que los rendimientos emocionales son infinitos.
La música tiene la habilidad de cambiar nuestros estados de ánimo, puede alegrarnos o calmarnos, puede transmitir lo que sentimos pero no podemos decir con palabras o imágenes. Para acentuar la relación entre música y emoción prueba haciendo una selección de canciones que asocias con estados de ánimo, así podrás elegir mejor la próxima vez que necesites empodérarte de energía positiva.
Quizás no te resulte extraño el hecho de que algunas canciones te depriman y te aburran, hasta el punto de que te quiten las ganas de hacer cualquier cosa. Ese es el poder motivacional de la música. Además existen estudios que sugieren que la música mejora la coordinación motora, muy probablemente a causa de los ritmos marcados en las canciones, y otros que confirman el alivio del dolor crónico o en su defecto un estado de ánimo positivo que contribuirá a tu recuperación.
Siempre me había preguntado por ello, y el gran maestro del siglo XXI -Google- me lo confirmó. En esa gran enciclopedia del saber humano, allí estaba ella esperando a que yo la descubriese y me diera de bruces con la realidad. A veces creemos erróneamente que la sugestión o la intuición son emociones ácratas, pero casi siempre existe una realidad aprehendida que se pasea por nuestro ADN que te da certidumbre acerca de lo que siempre has sabido y nunca has llegado a etiquetar. La música es un lenguaje universal y las emociones también. Házte con ambas un coctail refrescante para este verano...