Mirar hacia otro lado

Piensa que igual a eso que llamas “complicarse”, puede hacer por ejemplo que alguien que cree que es el peor día de su vida mejore

Mirar hacia otro lado. Viandantes entre carteles electorales, en un pueblo de Sevilla en días pasados.
Mirar hacia otro lado. Viandantes entre carteles electorales, en un pueblo de Sevilla en días pasados. MAURI BUHIGAS

Cuando vamos caminando por la calle y nos acercamos a esa joven que reparte publicidad o que quiere convencernos de apuntarnos a una ONG, miramos para otro lado. Cuando estás en la sala del Hospital y llega alguien con la cara de un muerto y se acerca a la papelera a vomitar, miramos para otro lado. Cuando pasas por delante de la tienda de golosinas y en un impulso te lanzas a llenar una bolsa de gominolas mientras lo haces, miras para otro lado. Cuando te pruebas en la tienda un traje de baño y se te marca el michelín, miras para otro lado y cuando sales de la tienda ¡coges la bolsa de gominolas que te has comprado antes y la tiras a la papelera mientras miras para otro lado! También miras para otro lado cuando estás en grupo en el gimnasio y el monitor pide un voluntario para comenzar con el nuevo entrenamiento y cuando te encuentras a la “falsa de turno” que solo te saluda cuando va con una copa de más o está rodeada de gente y quiere presumir de tener muchos amigos. 

Ayer iba conduciendo y a través del cristal observé los carteles y propagandas electorales que cuelgan ya desde hace días en todas las ciudades, me dieron ganas de mirar para otro lado e imitar lo que hacen aquellos que publicitan lo contrario, pero por aquello de la seguridad vial no me quedó más remedio que aguantar la vista ante los montajes compuestos por imágenes retocadas por grandes expertos en Photoshop, me costó bastante reconocer a algún que otro candidato. Tal como les he descrito de forma irónica, podemos mirar para otro lado en muy diversas ocasiones, y, sin embargo, deberíamos con más frecuencia mirar de frente sin desviar la mirada en determinadas circunstancias y ante determinados acontecimientos que pretendemos ignorar por aquello de no complicarnos la vida. 

Piensa que igual a eso que llamas “complicarse”, puede hacer por ejemplo que alguien que cree que es el peor día de su vida mejore. Si ves a alguien llorar, es posible que si le preguntas el motivo no te lo cuente, pero seguro que el simple hecho de que denotes interés, le reconfortará y al menos le dará fuerzas para secarse las lágrimas. Seguramente con una moneda que pongas en el platillo de aquel que pide para comer no será la solución al problema de esa persona, pero ¿Y si con ese gesto puedes además regalarle un poco de esperanza? Igual piensan que soy una ingenua por creer que entre todos podemos arreglar el mundo. No se preocupen, para reparar este mundo tóxico haría falta un milagro, pero ya que tengo que seguir respirando en él igual se hace más fácil si logramos mejorarlo un poco ¿No creen? La educación es la base de todo, así como dar ejemplo a aquellos que han perdido el norte y enseñar a los más jóvenes el compromiso del que se han servido, los que ya peinan canas y se acarician las arrugas. Mirar solo hacia atrás para recordar como decía la artista Karina por que "cualquier tiempo pasado nos parece mejor”. 

No observes de forma pasiva la injusticia, la violencia, la intolerancia, la mentira, el maltrato. Ten el coraje para evitar aquello terrible que sabes que está a punto de suceder, vive dando el mejor ejemplo posible, camina hacia delante, aunque sepas que te vas a estrellar tal como lo hace un niño que se despreocupa cuando empieza a caminar y a pesar de que sabe que se aproxima la caída. Que tus ojos lloren de nostalgia como cuando nuestros ancianos ven desde una residencia de mayores por videollamada a los nietos e hijos y piensan en cuando una familia lo tenía todo por el simple hecho de estar juntos. Pero no te confundas, levantar la mano, acosar, insultar, intimidar, gritar y menospreciar, siempre estuvo mal y volver la vista hacia otro lado, siendo conocedores de ello, también. Solo si el ser humano se compromete consigo mismo, da valor a lo que verdaderamente lo tiene, importancia a lo que es importante y respeta al prójimo (animales, plantas y al planeta tierra) al morir podremos irnos dejando las cosas como se nos ofrecieron, puras y sin ser explotadas por la vanidad del ser más estúpido que habita el planeta. Ser egoísta y creerse en la posesión de todo y de todos no es ser inteligentes. 

Es algo desgarrador el no poder mirar a los ojos por temor de nuevo a observar cómo nos hacen daño. Es triste y frustrante perderse la luz que desprende de la mirada de alguien que te quiere, el brillo que nace de las lágrimas de un bebé que llora de forma innata porque no está conforme con lo que le rodea, y la complicidad en la mirada de un amigo que no decae en querer hacer sonreír a esos ojos que ocultas. Es curioso (por llamarlo de alguna forma) que la causa y el efecto provocado en este caso sean el mismo. 

El compromiso no es tan grande cuando somos miles los individuos que tenemos la posibilidad de mejorar las cosas. No vuelvas la espalda a nada ni nadie, toma de la mano a aquel que siente miedo y procura que tu mirada sea transparente y segura. Cuando todo podamos mantenernos las miradas habremos logrado ese milagro que tanto necesitamos. 

“Escuché a tus ojos y se acabó el silencio” Acción Poética.

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