O cerramos el grifo o nos esperan tiempos muy difíciles. Hay que mojarse
O cerramos el grifo o nos esperan tiempos muy difíciles. Hay que mojarse

Estaremos de acuerdo en que el tema más recurrente para iniciar una conversación obligada es el tiempo y la climatología. Es decir, en esas conversaciones en que te ves atrapado, no sabes nada de la persona que tienes delante y tienes la mala suerte que además ese desconocido muestra menos interés aún que tú, en comerse la cabeza para dar el primer paso y hablar contigo. Además, ahora es el mejor momento para salir victoriosos de esas incómodas situaciones mientras subes por la escalera de casa y te encuentras a un vecino o en el primer piso se monta el vago de tu vecino que es el mismo que nunca da los buenos días, pues el tema de la climatología y todo lo que este embarca, está de moda.

Pues sí, en este país metamorfoseamos los problemas convirtiéndolos en temas de moda. Si drogan a los adolescentes en las discotecas, lo convertimos en tema de debate en reuniones sociales, medios de comunicación, redes sociales y en vez de reclamar y exigir a los que tienen el poder una solución nos dedicamos a fantasear, divagar y comediar sobre el problema en cuestión. Volver la cabeza ante la gravedad del asunto y ocultándonos detrás del payaso de turno que le quita importancia a todo. Nos unimos al rebaño del mal pastor. Y les acabo de poner solo un ejemplo, porque con los graves problemas sociales a los que nos enfrentamos en este país, jamás acabaría de nombrar a todos. El cuello debería de dolernos de tanto mirar para el otro lado, y aunque a unos más que a otros, en esta ocasión no voy a dejar de generalizar. 

Y para no desviarme demasiado del recurrente tema de la climatología, esta semana pretendo con esta columna que escribo que se golpeen en la cara con el tema de la sequía (así de paso y al menos por un momento, dejamos de doblar el cuello hacia el lado equivocado). Hace días que empiezo a leer que en algunas comunidades están sufriendo una escasez de agua que no se repetía desde hace años y años. Imágenes de pantanos secos, parques naturales como Doñana, pueblos que se abastecen de agua con camiones cisternas y aparece en mi memoria aquellos veranos en los que volvíamos despavoridos de la playa porque solo quedaban treinta minutos para que se cortara el abastecimiento del agua. 

Recuerdo y sonrío al hacerlo cuando las primeras veces que cortaban el agua en casa entraba en pánico pensando en qué sería de mi familia sin agua, pues en el colegio (por aquel entonces tenía diez u once años) nos explicaban que el agua era vital para la vida de los seres vivos. Ahora imagino las pataletas que cogería un niño si llegarán a cortar el suministro de agua y como harán la vida imposible a los padres porque ellos quieren ducharse cuando les venga en gana. Lo de preocuparse y pensar porque hay sequía ni se lo plantean mientras puedan ducharse antes de irse a hacer botellón. 

Pues sí, a algunos de nosotros nos enseñaron a tener conciencia del valor que tiene el agua en nuestras vidas y me consta que muchos sin necesidad de que se tomen medidas de prevención procuramos no desperdiciar ni una gota. También me consta que como se suele decir por aquí “To lo malo se pega, pero lo bueno no”. Por lo tanto, no les voy a dar el sermón de cuántos litros de agua se gasta al poner una lavadora, o cuando nos lavamos las manos o cualquier acción diaria en la que tenemos que hacer uso del agua. Como he explicado anteriormente, mi objetivo es darles un coscorrón sin manos y que nuestra capacidad de reacción lo haga positivamente a la hora de utilizar nuestros recursos vitales. No tengo ni me pongo medallas en el pecho ni en ningún lado de ser la más ecologista del mundo, prefiero actuar según me dicta mi conciencia que lo haga, pero si me doy cuenta de que en este país y voy a volver a generalizar, en el mundo entero, conciencia hay poca. 

«El agua es vida, cuidémosla como si nuestra propia existencia dependiera de ello.» / «Sin agua, no hay futuro. Debemos tomar conciencia de su valor y proteger este recurso vital.»/«Cada gota cuenta, ahorrar agua hoy significa asegurar un mejor mañana.»/«El agua limpia es un derecho de todos y una responsabilidad de cada uno.»/«No esperemos a que escasee el agua para valorarla, aprendamos a conservarla desde ahora.»/«Cuidar el agua es cuidar la vida de todos los seres vivos en el planeta.»/«El agua es un tesoro que debemos proteger y compartir equitativamente.»/«El derroche de agua es un lujo innecesario, prioricemos su uso responsable en nuestras vidas.»/«Más de mil millones de personas no tienen acceso a agua potable. No desperdiciemos lo que nos sobra.» / «Sin agua, no hay desarrollo sostenible. Es nuestro deber preservarla para las generaciones futuras.» Que yo les escriba esto no es crear conciencia, como dijo el escritor y filósofo Francés Michel de Montaigne:

“La conciencia hace que nos descubramos, que nos denunciemos o nos acusemos a nosotros mismos, y a falta de testigos declara contra nosotros.”

Cerremos el grifo ¡A su salud y a la de todos!

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