Frágiles eslabones

Los jóvenes de ahora han nacido con un teléfono móvil en la mano y la posibilidad de comunicarse y relacionarse sin ellos no solo es algo que no contemplan, sino que ven como algo de la prehistoria

Un joven con su móvil y un portátil en una fotografía de archivo.
Un joven con su móvil y un portátil en una fotografía de archivo. PIXABAY

Aunque tengo instalada en mi teléfono la red social X (La del pajarito hasta no hace mucho), no soy muy usuaria de la misma y suelo mirarla solo una o dos veces por semana. Sin embargo, en una de esas pocas veces en que esta semana la he bicheado, me encontré con una imagen que captó mi atención “Cositas pequeñas que dan Felicidad” aparecía escrita en color naranja y rodeando a esta frase, a su vez, una serie de dibujos simbolizando dichas cosas que nos aportan felicidad. Por si el espectador no logra averiguar cuáles son simplemente con los dibujos, estos estaban acompañados con una o dos palabras explicativas. 

Sin leer la explicación correspondiente, a lo primero que se dirige mi vista es a la pintura que representa un teléfono móvil ¿Un teléfono es una pequeña cosa que da felicidad? Aunque resulte chocante si lo pensamos fríamente o incluso si nos preguntasen o preguntamos a gran parte de la población si este aparato nos da felicidad, por reparo la mayoría contestaríamos que no, pero la realidad es que un gran porcentaje de todos nosotros nos sentiríamos frustrados si supiéramos que tenemos que sacar de nuestras vidas a estos aparatos. Pero ¿Realmente somos más felices con estos artilugios que cuando convivíamos sin ellos? Alguien de mi generación te dirá que eran tiempos diferentes, pero se han vuelto tan indispensables que pocos seríamos capaces de responder sin tapujos con un “Sí” o un “No”.

Los jóvenes de ahora han nacido con un teléfono móvil en la mano y la posibilidad de comunicarse y relacionarse sin ellos no solo es algo que no contemplan, sino que ven como algo de la prehistoria. Si llegara a tomarse esa medida de la que últimamente se habla en los medios de prohibir los teléfonos en las escuelas e institutos, comprobaríamos los beneficios de convivir al menos por unas horas sin estos chismes, pero también como la dependencia hacia los mismos se transformaría en una de las nuevas enfermedades que desencadenaran casi seguro en epidemia. 

Teléfonos aparte, otras de las cosas que dan felicidad en esa imagen de X que nos indicaba el autor de “por un corazón contento” es el olor a café, la comida, ambas enmarcadas dentro de uno de los conocidos como pecados capitales “la gula”, porque para qué vamos a engañarnos cuando pecamos, aunque sea por un breve periodo de tiempo somos felices. El sacar tiempo para uno mismo y abstraernos con una buena película en el cine es algo que también según el post que me encontré en X a de traernos felicidad. También algo tan simple como una velita y unos calcetines calentitos hacen al ser humano feliz, algo curioso ¿No creen? Y por último destacan “Las risas con dolor de pancita” y “Los abrazos” que sin lugar a dudas nos hacen sentir felices. 

Me pregunto ¿Habrá alguien que aún no sepa que un momento de risa es un momento de felicidad? ¿Alguna vez alguien no se ha sentido feliz cuando es abrazado con cariño? Creo que desde muy temprana edad todos descubrimos que reír y abrazar nos hacen sentir bien y cuando nos damos una buena panzada de reír o sentimos un abrazo verdadero deseamos reír y ser abrazados eternamente. Todos manifestamos en voz alta en algún momento aquello de “Necesito una terapia de risas y abrazos”. Incluso los animales buscan de forma innata el bienestar del cariño y del abrazo. No me he detenido mucho en reflexionar el motivo por el cual una vela y unos calcetines nos aportan felicidad, imagino que doy por sentado, que es vital para cualquier ser vivo disponer de una fuente de calor; como ocurre con otras muchas cosas el ser humano cuando carece de algo intenta sustituirlo para poder subsistir y esto también sucede cada vez con más frecuencia con ese necesario y escasísimo “calor humano”. 

Y si las contamos, acabamos de nombrar nueve pequeñas cosas que nos dan felicidad, pero seguro que si dedicamos algo más de dos minutos (que es lo que se tarda en leer un post en X) podremos seguir sumando elementos a la lista, incluso muchos que no se compran con dinero (pues de estas nueve que hemos nombrado cinco pueden comprarse) la felicidad es mayor si no hay necesidad de pagar por ella, si llega de forma inesperada como la risa o como puede llegar un abrazo de forma espontánea. Y normalmente cuando la recibes es porque antes la has dado y casi siempre te es devuelta, aunque a veces pienses que se retrasa demasiado o incluso que puede que no llegue. De cualquier forma, es un estado maravilloso, una cadena la cual podemos ayudar a sostener cada uno de nosotros y añadir un eslabón más que compartir con el resto. Pequeños eslabones que nos hacen felices.

“La felicidad consiste más en pequeñas comodidades de placer que ocurren todos los días, que en grandes fortunas que suceden pocas veces” dijo con certeza Benjamín Franklin. 

 

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