Seguramente en la fecha que nos encontramos algunos de nuestros lectores más afortunados se encuentren ya de vacaciones (de paso recomiendo no viajar fuera del país si aún no lo conoces lo suficiente para ello). A mí me encanta viajar en cualquier época del año, pero si puedo elegir una fecha mejor esta es sin duda de septiembre en adelante. Para mí viajar es enriquecerme cultural y espiritualmente y rodeada de masificaciones humanas que compiten a ver a quien se le oye más alto, no ayuda demasiado. Todo aquel que viaje tendrá un medio de transporte favorito, el mío es el tren, uno de los medios de transportes que me parecen más bohemios, pero que en los últimos tiempos además de encarecerse el servicio que prestan al menos aquí en Andalucía, es nefasto.
Yo resido en el municipio de Puerto Real y los conocedores de la zona saben que es un municipio situado prácticamente en el centro del resto de municipios costeros de la capital y solo a diez minutos en coche de la misma. En el pueblo se hizo una gran obra para soterrar el tren y que los ciudadanos tuviéramos mejores comunicaciones tanto a pie como por transporte ferroviario, esta obra costó la disparatada cifra de sesenta millones de euros, pero nadie nos dijo cuando finalizó la obra que el tren era solo acto para personas que sepan sacar billetes en la máquina expendedora o por la aplicación web de Renfe. Sí, Renfe es la empresa pública de transporte en España (una de ellas al menos), pero el servicio que da les aseguro que no es acto para todos ni por edad ni por otro tipo de circunstancias ¡Al menos en mi pueblo!
No todos los municipios cuentan con una estación de tren en la que al bajarte a medio minuto te encuentras con un parque precioso (en desuso, pero este es otro tema a tratar más adelante) y que una vez cruzas el mismo prácticamente has llegado al centro del pueblo, donde a pesar de las carencias a las que estamos sometidos sus habitantes estos gustan de pasear a menudo por sus calles ¿Cuál es el problema entonces? En la estación de tren hay una única ventanilla donde actualmente no existe y no sé si alguna vez hubo algún funcionario de Renfe atendiendo a los usuarios. Las personas mayores desconocedoras del uso de las máquinas expendedoras de billetes no pueden comprar sus billetes ni viajar en tren si no encuentran a un alma caritativa que les ayude. Los ciudadanos de Puerto Real, si queremos tener un bono de tren, tarjeta dorada o no tenemos internet para comprar billetes, tenemos que desplazarnos a las estaciones de Cádiz capital o Puerto de Santa María. ¡Pero cuidado si vas en tren! Ya que todos los trenes no paran en la estación de Puerto Real, cosa que es aún más difícil de saber por qué, como hemos mencionado, la ventanilla de atención al cliente o al usuario en nuestra estación está cerrada y no hay a quien preguntar.
Si viajas en tren de media o larga distancia, lo más probable es que tengas que apearte en el Puerto Santa María y esperar un tren de cercanías que pare en nuestro pueblo discriminado por Renfe o pedirle el favor a un familiar o amigo para que te recoja en coche en la localidad vecina del Puerto Santa María. Con sesenta millones de euros no fue suficiente para que todos los trenes paren en el pueblo y contratar a alguien para que atienda en ventanilla a los ciudadanos.
Y ustedes pensaran que con la que tenemos en el gobierno yo ando preocupada por el transporte de mi pueblo y de este país en general, porque ahí no quise entrar, pero aparte de ser más barato tomar un avión que un tren, las averías y retrasos de los mismos quitan el sueño y ponen de los nervios a muchos usuarios que se merecen un servicio de calidad. Hablamos de una empresa pública, pero quien se vacía el bolsillo somos los ciudadanos y no hay derecho a que nos roben no solo parte grande del salario en la compra de los billetes sino también nuestro tiempo y la salud debido una vez más al mal funcionamiento de todo. En mi pueblo hay pocos hoteles, pero si el tren no llega están destinados irremediablemente a la ruina. No voy ni a mencionar como se encuentra el estado de la que ya muchos hemos bautizado como “la estación fantasma” si tienes alguna discapacidad mejor ni intentes acceder a estas instalaciones porque puede que tengas que llamar a los bomberos para poder salir de ellas; con frecuencia escaleras automáticas averiadas, paradas, frenadas y el ascensor ídem de lo mismo. Las personas con discapacidad de Puerto Real tampoco existimos para Renfe ¡Los puertorrealeños, aunque pagamos impuestos como todos los ciudadanos de este país no tenemos derecho a un transporte público de calidad!
Hoy pongo en conocimiento de los lectores y de quien se venga a bien a leerme este gran problema que tenemos con el transporte ferroviario conocido por todos los españoles, pero que, en caso de algunos pueblos o ciudades pequeñas, como pueden comprobar, existen aún más agravantes. Tengo que confesar que me he centrado en el transporte ferroviario impulsada por algunas publicaciones en redes sociales de un compañero y miembro del Ateneo Literario de Puerto Real que consecuente con lo que piensa no tiene miedo alguno en mostrar todos los inconvenientes a los que se ve sometido cuando viaja en tren y no puede apearse en Puerto Real su lugar de residencia. Desde aquí todo mi respeto y apoyo a él y a todos los usuarios que ven como única salida para mostrar su frustración cada vez que tienen que viajar, un acontecimiento que muchas veces se espera durante todo el año y que además de saquearnos económicamente logran destrozarnos con esos malos recuerdos de retrasos, estaciones sin parada, averías en los trenes, mal estado de la climatización y refrigeración, trayectos cancelados. Los ciudadanos no somos culpables de la incompetencia de los que se pasean por el congreso ni de la corrupción en la que nos hemos visto envueltos. Nos merecemos tener unos servicios públicos dignos y de calidad, gobierne quien gobierne.
