Hace cuatro días que la ONU anunciaba que catorce mil niños estaban en peligro de morir en un plazo de 48 horas si no entraba ayuda humanitaria en Gaza. Tom Fletcher dirigente de la ONU, afirmaba que la única forma de evitar estas muertas era dejando entrar alimentos y, tras este aterrador anuncio, el martes, Israel autorizaba la entrada de 100 camiones con ayuda. Nueve camiones fueron autorizados para entrar un día antes y solo lograron cruzar la frontera cinco de ellos y su contenido no pudo ser repartido debido a los impedimentos y restricciones de Israel.
Después de estos sucesos, no queda apenas esperanza de que esas vidas de niños inocentes hayan podido ser salvadas. ¿Dónde están los derechos humanos? ¿Por qué nadie se encarga de que no se nos arrebate el derecho a vivir por decisiones de unos cobardes? Si alguien es tan necio como para querer iniciar una guerra, debe ser solo asunto de quienes lo ven como solución a algo, pero estos, además de incompetentes (si piensas que una guerra es la solución, lo eres), son unos cobardes. Ninguno de los inhumanos que en la actualidad dan vía verde para iniciar estas batallas sin sentido han empuñado un arma ni se han puesto frente a un tanque, ninguno se ha escondido durante días en un agujero en la tierra o en un refugio porque han destruido su casa, si no son unos cobardes que luchen codo a codo con aquellos a los que no se le da otra opción, que dejen salir del país a aquellos que no entienden ni desean estar en esas inútiles batallas. Ya que tienen ganas de matar, mátense entre ustedes y dejen vivir al resto. La maldad de algunos seres humanos no tiene límites e incluso algunos, después de haber recibido un tiro en la oreja por un franco tirador, anteponen otras “prioridades” por delante de la de dar fin a los conflictos bélicos de Ucrania y del resto del mundo.
Siento reconocer esto, pero en los últimos días solo hago defenderme del dolor que me causa observar tanta deshumanización en la sociedad y en el mundo en general; me he llevado las manos a los ojos para no ver imágenes que duelen demasiado, he girado la cabeza para evitar el dolor que provocan el egoísmo y la codicia del ser humano. He sentido la desazón al darme cuenta de que estoy sola ante el mundo, al pensar en qué se puede hacer para arreglar tantas situaciones y desgracias que nos sacuden. La triste realidad es que todos estamos solos y que solo la unión entre unos y otros podría hacer que algo cambiase para bien. Imagino que a muchos de quienes nos leen les estará resultando también inevitable volver la cabeza ante ciertos asuntos.
La mayoría de los que aún pensamos no estar deshumanizados no podemos dejar de exponer nuestro rechazo a todas las decisiones horribles que se están tomando en nuestro nombre, no podemos dar crédito a la falta de responsabilidad ante los errores que se están cometiendo días tras día, a la pasividad de los que elegimos para gobernar nuestro país y a las mentiras y el ocultismo continúo al que estamos sometidos. Y las guerras son lo peor y lo último a lo que se debe recurrir ya sean llevadas a cabo en un despacho, en el congreso en un campo de batalla ¿Qué más puedo opinar de todo lo que ocurre a nuestro alrededor? Hay quien dice aquello de “Nadie se muere por nadie” tal vez deberíamos pensar si esto es realmente así. En estos momentos solo me dan ganas de unirme a ese deseo o grito de auxilio que el gran Quino ponía en boca de Mafalda “Que paren el mundo que me quiero bajar” y aquí estamos atentos a ver si parara, aunque fuera un minuto y poder saltar lejos, muy lejos donde ningún deshumanizado ni guerra nos alcance.
“Cada guerra es una destrucción del espíritu humano”, Henry Miller.
