"Jerez se encuentra en su peor momento, es el sentir de la calle; váyase, no sea una losa para Jerez, reconozca que es incapaz de resolver los problemas de la ciudad". La frase, aunque bien pudo haberse escuchado, no se pronunció ayer en el pleno extraordinario en el que se produjo el Debate sobre el Estado de la Ciudad. Esta sentencia, en cambio, resumía la intervención de María José García-Pelayo, entonces como líder del principal partido de la oposición, en julio del pasado 2010. Fue el último Debate sobre el Estado de la Ciudad de la anterior legislatura. La posterior debacle electoral que sobrevino a la entonces alcaldesa, Pilar Sánchez, ya es de sobra conocida. Lo llamativo es que Pelayo, que ayer trató de escudarse en muchas de las excusas que esgrimía entonces su antecesora en el cargo (infinidad de obras proyectadas, 24 supuestas horas de trabajo diario, asunción de errores, mucho por hacer aún...), le exigió en aquel momento a Pilar Sánchez que dimitiese. Algo que ningún grupo de la oposición pidió ayer, pese a las duras críticas que vertió la propia Pelayo: "No me duele en lo político que lo vean todo tan negro, me han decepcionado personalmente".
Pero, ¿cómo estaba la ciudad en la recta final de la pasada legislatura? Para empezar, había 4.500 desempleados menos de los que hay ahora (28.469 frente a los actuales 32.987), no se había privatizado el agua y aun con muchísimas dificultades no se había despedido a ningún trabajador. Aun así, Pelayo fue implacable contra la entonces regidora socialista: "Su hoja de ruta es patética, sólo están instalados en el parcheo, hay que ser más serios; déjennos que les ayudemos". Meses después, y pese a que hubo coincidencia en que aquel debate lo ganó Sánchez pese a todo -lo normal en este tipo de sesiones extraordinarias, más aún en el tramo final de mandato, es que sea quien está en el poder quien se lleve el gato al agua-, ésta se desplomaba en las urnas. Veremos finalmente qué sucede en 2015 con la actual regidora popular.
