Pedro Sánchez y el carnaval de los 'jartibles'

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno.
Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno.

Mucho me temo que todo forma parte de una estrategia profundamente teñida de personalismo que recuerda aquella máxima de “estos son mis principios, pero si no les gusta tengo otros”, tan del gusto de Groucho Marx.

Para los no iniciados en el mundo del Carnaval gaditano conviene aclarar por qué lo de los jartibles, también llamado el Carnaval Chiquito. Para aquellos a los que han sabido a poco diez días de Carnaval y todavía siguen con ganas de escuchar más coplas, es costumbre desde hace años que el domingo siguiente a la finalización de las fiestas las agrupaciones llamadas ilegales salgan a la calle, su escenario artístico por antonomasia, para disfrute de los nostálgicos urgentes de la fiesta que acaba de terminar.

Este año será el domingo 12 de marzo, que es también el día que han elegido los organizadores para la presencia de Pedro Sánchez en la capital de la provincia. A buen seguro que se trata de una coincidencia no buscada pero que no impedirá que cuando Sánchez termine con su popurrí en el escenario del Palacio de Congresos, que se llevará una buena parte de los diez mil euros del crowdfunding de sus seguidores, los jartibles del socialismo lo lleven a darse un baño de gaditanismo por la ruta de las ilegales que ese día llenan el casco antiguo de ironía y libertad de expresión.

No deja de sorprenderme la estructura circular que viene adoptando el aparato de Somos Socialistas, el movimiento en el que se han agrupado los seguidores del ex secretario general. No ya sólo por la adopción del crowdfunding como método de financiación, sino por la utilización del concepto de “inscritos” al que vienen haciendo referencia en los últimos días. La utilización del término tiene sabor a asamblea de Vistalegre pero sobre todo a intento de mezclar churras con merinas, o lo que es lo mismo meter en el mismo saco del interés partidista a quienes son militantes que a los que simplemente se han inscrito en la página web de esa suerte de partido paralelo que Sánchez y sus seguidores han puesto en marcha para afrontar el proceso interno del PSOE.

Si de lo que se trata con ello es de sacar músculo propagandístico no es bueno hacerlo con esteroides, o lo que es lo mismo, con personas que no militan en el Partido Socialista. A día de hoy son los militantes del Partido, los del crowfunding mensual del cargo institucional y la cuota semestral, los que están legitimados para decidir sobre el futuro de la organización, lo demás son sólo fuegos fatuos en terrenos pantanosos y cementerios políticos.

Pero si sorprendente resulta esta estrategia, más propia de otro tipos de organizaciones políticas, no menos sorprende la escenografía que rodea las apariciones públicas del candidato y una buena parte del contenido de su discurso precongresual. Todo ello configuraría un trágico dèjá vu si no fuese por uno de los últimos anuncios realizados: "Sánchez no impulsará una moción de censura a Rajoy”. ¿Donde quedó el “no es no” que justificaba la guerra abierta contra los que propugnaban la abstención? Mucho me temo que todo forma parte de una estrategia profundamente teñida de personalismo que recuerda aquella máxima de “estos son mis principios, pero si no les gusta tengo otros”, tan del gusto de Groucho Marx.

Pero esto no ha hecho más que empezar, los militantes que discrepamos del proyecto de Sánchez hemos sido apartados de la verdad socialista y estamos a punto de ser expulsados del templo. Los cargos institucionales que no confiamos en su proyecto, por entender legítimamente que hay alternativas distintas para el partido, somos apestados que sólo defendemos nuestra posición personal frente a los cargos institucionales del sanchismo, el pedrismo, o como quiera que se llame, que son unos santos varones y hembras que venían sustentando con su pecunio particular el proyecto de Sánchez hasta la llegada del crowdfunding… qué pecha de jartibles en posesión de la verdad absoluta…

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